Cuando la Asociación de Tenistas Profesionales (ATP) actualice hoy el ranking individual, Pablo Carreño aparecerá por primera vez entre los veinte primeros del mundo, otro hito del mejor tenista asturiano de todos los tiempos. El gijonés dio la semana pasada otro salto en su tranquila pero firme ascensión hacia la elite. Las semifinales de un Masters 1000 son palabras mayores y deben de ayudar a Carreño a ganar confianza en sus posibilidades para el siguiente reto: avanzar hasta las últimas rondas en un Grand Slam. Gracias a su calidad y a su perseverancia, Carreño está confirmando las previsiones de los expertos, que le veían como el símbolo de la nueva hornada del tenis español. Eso sí, que nadie pretenda que llegue al nivel de la Armada que ha tenido en Rafa Nadal a su estandarte porque eso es imposible.