El derbi se queda en Mieres. El Pozo Sotón hizo valer ayer su condición de favorito ante un Gijón Basket que plantó pelea pero que no fue capaz de alcanzar al equipo de Jorge Lorenzo. Los locales mantienen vivas sus ilusiones de play-off mientras que al cuadro gijonés le tocará seguir luchando por la permanencia.

El partido comenzó controlado por el Pozo Sotón. Los de Jorge Lorenzo no dieron opción al conjunto gijonés y rápidamente impusieron su ritmo. Ataques rápidos y defensas agresivas que les permitían desarrollar el baloncesto que les viene caracterizando a lo largo de toda la temporada. Así, cuando apenas habían transcurrido dos minutos de partido, la diferencia en el marcador ya era favorable a los mierenses por 8-2.

El conjunto de Chus Poves trató de acercarse en el marcador, pero concedía demasiadas oportunidades en defensa. En el segundo periodo se mantuvo la misma tónica que en el primer cuarto. Poves trataba de dar con la tecla y movió todo el banquillo, a excepción de Rodrigo Cid y Jorge Junquera. La rotación mierense también fue más efectiva. Gijón Basket trataba de acercarse en el marcador, pero durante este cuarto, los mierenses lograron ventajas de entre diez y catorce puntos. Únicamente Pablo Bretón, ante la ausencia de Rafa García como segundo base, había jugado casi todos los minutos.

El juego interior de los locales funcionaba a la perfección. Parada y Dida Pereira se mostraban intratables en la zona pese a los esfuerzos de jugadores como Armando Álvarez, Dani González o Brian Stone. Tanto Parada como Pereira se fueron al descanso con diez puntos cada uno. El Pozo Sotón adquiría cierta tranquilidad; 40-27 al intermedio.

El inicio de la segunda parte dio ligeras esperanzas al cuadro gijonés. Los de Chus Poves anotaron la primera canasta en el tercer periodo, pero rápidamente el Pozo Sotón volvió a imponer su ley. Durante este tercer periodo, Lucas Hausman anotó 15 puntos en este periodo, con tres lanzamientos acertados desde el perímetro.

En los últimos diez minutos, el Gijón Basket quiso recortar diferencias en el marcador, pero los locales, que aprovecharon para realizar rotaciones y dar descanso a los jugadores con más minutos, nunca vieron peligrar el partido.