Los rostros cabizbajos y desencajados de las jugadoras del Hostelcur Gijón tras caer por la mínima (0-1) frente al Voltregá demuestra que no existe consuelo posible tras perder una final de la Copa de Europa. Los títulos quedan impregnados en el palmarés de cada deportista y, aunque son insustituibles, el conjunto gijonés logró ayer un nuevo hito al reunir a más de 2.000 espectadores en el Palacio de Deportes. Unos aficionados que ovacionaron la garra de las jugadoras de María Fernández "Pulgui", que se llevaron el gran reconocimiento de los presentes.

El Hostelcur Gijón no pudo levantar su quinto trofeo entorchado europeo, ya que el más mínimo detalle marcó la diferencia. Una pérdida, en un dos contra uno, fue la acción que marcó el desenlace de la final. Y tuvo que ser la gijonesa Natasha Lee la que se convirtiese en verdugo en su ciudad al encarar a Elena González y batirle por bajo. El 0-1 llegaba a los diez minutos. Por delante cuarenta minutos para intentar empatar. El Hostelcur lo buscó de todas las maneras: saliendo con velocidad al contragolpe, en acciones individuales, combinando o con disparos lejanos. Pero el gol fue esquivo. En unas ocasiones por escasos centímetros a la hora de definir y, en otras, porque Laia Vives respondió con acierto.

La tensión se palpaba en cada acción, así como en las decisiones arbitrales que quedaron en entredicho para los aficionados locales. La primera llegó al cuarto de hora con la tarjeta azul a Marta González. Tras la falta directa, en la que Nara López se encontró con una gran Elena González, las gijonesas supieron solventar con éxito la situación. María Díez lo intentó en varias ocasiones, encontrándose con la respuesta de la portera catalana y Marta González no acertó en un dos para uno. Las decisiones arbitrales caldearon el ambiente antes del descanso. Pero también en la segunda parte.

En ella, el Voltregá se defendió con uñas y dientes, se cerró sobre su portería con firmeza e impidió que el conjunto de María Fernández obtuviese algún hueco para lograr la igualada. Y cuando lo logró, Sara González fue derribada por Laia Vives, pero la acción quedó impune ante la sonora pitada de la grada gijonesa. "Pulgui" y sus pupilas buscaron mil y una soluciones, pero el gol estaba reñido con el empuje local. El cuadro gijonés apretó hasta el final mientras el cronómetro les ponía un punto mayor de presión para alcanzar su objetivo. Al final, el Hostelcur se quedó con la miel en los labios, repitiéndose la historia de hace quince días cuando el mismo rival, el Voltregá, también les venció en la Copa de la Reina. Otra vez, el hockey fue injusto con los méritos de las gijonesas que se llevan como mayor título la admiración de una ciudad.