Un gol de David Grande en el tramo final del partido permitió al Lealtad rescatar un valioso punto en su partido en Estella ante el Izurra. El botín es bueno para el equipo de Villaviciosa porque contribuye a cicatrizar la herida que se empezó a cerrar la semana pasada con la victoria ante el Burgos. Después de cinco partidos consecutivos perdiendo, un triunfo en casa y un empate fuera ante un grupo que va por encima en la tabla ayudan a recuperar sensaciones y afrontar lo que queda con optimismo. El grupo maliayés, de hecho, es décimo en la clasificación con 40 puntos, siete por encima del descenso. La permanencia, pues, está un punto más cerca.

El conjunto dirigido por Roberto Aguirre entró bien al partido. Al cuarto de hora, un zapatazo de Álex Blanco se estrelló en la madera en la que fue la primera gran ocasión del encuentro. Sin embargo, en la jugada siguiente llegó el gol de los locales: una jugada sensacional de Hinojosa permitió a Deivid disparar de forma certera y adelantar al Izarra.

Hasta ese momento, minuto 17, el Lealtad había sabido jugar sus bazas a la contra, pero el verdadero peligro que el equipo maliayo lo llevó sobre la portería de Aitor Navarro fue a balón parado, casi siempre en saques de esquina que obligaban al Izarra a emplearse a fondo. En el tramo final del primer acto se igualaron un las fuerzas, pero era el Izarra quien controlaba el centro del campo y, por extensión, el partido. El gran trabajo que realizó la defensa del Lealtad, sin embargo, evitó males mayores a los asturianos antes del descanso.

La segunda parte empezó como lo había hecho la primera, con un zapatazo de Deivid que a punto estuvo de limpiar las telarañas de la portería de Javi Porrón, pero por fortuna para el Lealtad el balón se envenenó en el último momento y no entró. Pasaban los minutos y el Lealtad era incapaz de poner cerco a la portería de Aitor Navarro.

El punto de inflexión llegó cuando Roberto Aguirre ordenó desde la banda adelantar líneas a sus hombres. La jugada le salió redonda al técnico, que vio cómo a partir de ese momento el Lealtad pasó a llevar el peso del juego y a controlar la pelota.

El premio le llegaba a los maliayos a falta de cinco minutos para la conclusión, cuando Grande le ganaba la partida a su par y se elevaba al cielo para empatar el duelo con un soberbio testarazo.

Fue entonces cuando el Izarra le vio las orejas al lobo y decidió cerrar filas atrás, consciente del ímpetu visitante. El Lealtad la tuvo la victoria en el tiempo añadido, pero la defensa local y el meta Navarro guardaron el empate para los locales.