Levantó la niebla y dejó de llover. El tiempo concedió una tregua al Gran Premio de China y los pilotos disputaron ayer la clasificación sin problemas. Otra cosa será hoy la carrera, con previsión de que vuelva el agua. Pero sin cuestiones externas que influyeran en la sesión el reparto de plazas en la parrilla estaba claro: las dos primeras filas para Mercedes y Ferrari. Y así fue. Quedaba sólo por conocerse el orden y en la última vuelta al trazado de Shanghai fue el británico Lewis Hamilton quien con su flecha plateada arrebataba la pole por un suspiro al "cavallino" del alemán Sebastian Vettel. Tras ellos, sus "segundos", los finlandeses Bottas y Raikkonen. Va a ser la tónica de la temporada, lo que no deja de multiplicar el interés de la pasada campaña cuanto todo se reducía al pulso entre los pilotos de Mercedes.

Otra duda a despejar era saber la posición del McLaren-Honda habida cuenta de que la séptima plaza de Fernando Alonso en los cortos e inútiles entrenamientos del viernes bajo la lluvia no reflejaban en absoluto la realidad de los garajes.

Logró el asturiano eludir el pelotón de cola al salvar la primera ronda clasificatoria, en la que caía su compañero de equipo el belga Vandoorne. Y en la Q2 hasta se defendía para acabar marcando el decimotercer crono, mejor de lo que podía pensarse antes de la jornada. Mejor de lo esperado por el propio bicampeón ovetense y de las simulaciones en ordenar realizadas por el equipo. Y el resultado se trasladaba a las palabras de optimismo transmitidas por Alonso al término de la jornada: "Ha sido, como en la clasificación de Australia (duodécimo), una de las mejores vueltas que he hecho en mi vida. Me siento bien con el coche, capaz de tirar al máximo. Es el segundo milagro en dos carreras. Iniciamos la sesión pensando que tendríamos que luchar con Sauber para no ocupar la última plaza y nos encontramos en el puesto trece. Un regalo divino".

Y con el trece a cuestas toca madera el asturiano implorando tras el regalo divino de la clasificación la aparición hoy en la carrera del dios de la lluvia. "En seco, sólo en la primera vuelta saliendo el 13 acabamos el 15 o el 16 a final de recta. Si llueve vamos a seguir llegando el 15 o 16 a final de vuelta, pero intentaremos arriesgar un poco más en las curvas. Cuando llueve es más complicado todo y puedes salir mejor y coger algún punto, o puedes salir mal y quedarte en la gravilla porque tienes que arriesgar en las curvas. No tenemos nada que perder y ojalá que sea una buena carrera", señaló antes de añadir: "Esperamos poder estar en los puntos".

Cuando uno no tiene nada se conforma con poco. Y puntuar hoy en día, o al menos estar en disposición de hacerlo, es todo un éxito para un McLaren consciente de que las mejoras por parte de Honda aún tardarán más de un mes en llegar. De ahí que la firma inglesa le haya pedido paciencia a Alonso hasta ver en el verano las posibilidades reales del nuevo propulsor japonés. Mientras tanto, a tocar madera desde la decimotercera plaza de la parrilla.