Sergio Ramos, siempre al quite, tecleó así el tuit ayer al medio día: "Mañana (por hoy) tu corazón es nuestro corazón. 19.00 horas. Plaza Sagrados Corazones. #quedadablanca". El capitán del Madrid, el corazón del Madrid, llamando al madridismo a concentrarse en los aledaños del Bernabéu para lograr esa imagen del autobús atravesando una marea de apasionados aficionados. Citas reservadas para los partidos grandes, como el de hoy en Chamartín (20.45 horas, Antena 3).

Siempre apetece un Madrid-Bayern, 16 copas de Europa en liza, dos clubes históricos con un puñado de cuentas pendientes que se verán hoy las caras en un duelo de alto standing por las semifinales de la máxima competición continental que bien podría ser una final. El asunto está inclinado hacia el Madrid por el 1-2 de la ida, porque juega en casa y porque el campeón siempre es el favorito. Zidane lo sabe. Sabe que la cuesta abajo que pinta sobre el papel no es real y menos entre equipos con tanta igualdad. De ahí su discurso prudente de un lado y ambicioso del otro: "No vamos a especular. Lo van a poner difícil hasta el final y el partido de ida no asegura nada", dijo ayer el francés.

Lo que asegura ese 1-2, cortesía especialmente de Neuer -con permiso de Cristiano Ronaldo- hace seis días en Múnich, es un punto de atractivo estupendo al partido. La eliminatoria está abierta. El Madrid es tan capaz de ganar hoy al Bayern como lo es el Bayern de ganar al Madrid. Los alemanes tienen que marcar dos goles sí o sí y lo que intentarán será anotar el primero pronto para trasladar todos los nervios y las inseguridades posibles a su rival. Aquí aparece la figura de Lewandowski, ausente en la ida y listo para hoy. La titularidad del polaco fue confirmada ayer por Carlo Ancelotti, que vuelve a la que fue su casa. La suya y la de Xabi Alonso, "muy emocionado" ayer de vuelta al Bernabéu.

Mal hará el Madrid si juega con el resultado favorable de la ida y se fía de la estadística. El Bayern, por mucho que haya perdido ocho de sus once partidos en el Bernabeu, por mucho que nunca haya ganado por más de un gol en Chamartín y por mucho que últimamente España se le dé tan mal (puede ser la cuarta vez consecutiva que caiga en Europa ante un equipo español), es el Bayern. Es el Bayern de Robben y Ribbery, que flanquearán arriba a Lewandowski. Es el Bayern de Thiago, Xabi Alonso y Vidal en el centro del campo, el Bayern de Alaba y Lahm en los laterales y Boateng y quién sabe si Hummels (que ayer se ejercitó en el Bernabéu) en el centro de la zaga. El Bayern de Neuer. Un equipazo. "Es cierto que el Madrid marca en todos los partidos, pero también encaja. Lo importante será marcar primero", dijo Ancelotti.

El Madrid de hoy es el Madrid de Cristiano, bigoleador en Múnich y descansado tras no jugar en Gijón, pero también es el Madrid de Isco. Su extraordinario partido en El Molinón y la baja confirmada de Bale le abren las puertas de la titularidad en un partido grande. Prueba de nivel para el malagueño cuando más resuena el tema de su renovación.

Zidane jugó al despiste y evitó confirmar si Isco suplirá o no a Bale. Parece que es la única duda en una alineación a la que, salvo sorpresa, volverán Benzema y Cristiano arriba, Casemiro, Kross y Modric en el centro, Carvajal y Marcelo en los laterales y Navas en la portería. Repetirán Ramos y Nacho en el centro de la zaga porque, ausentes Pepe y Varane por lesión, Zidane no tiene más centrales donde elegir.

Sobrevolará inevitablemente el Clásico del domingo para un Madrid que tiene apercibidos a Ramos, Kross y Modric y que, si logra el objetivo, estará en semifinales de la Liga de Campeones por séptima vez consecutiva.