Raúl Alarcón (W52-Porto) logró ayer el gran sueño de ganar la Vuelta a Asturias no sólo aguantando las embestidas de Óscar Sevilla y Nairo Quintana en la última y dura subida del Violeo, sino contraatacando y llegando en solitario a la meta de Oviedo.

Este alicantino de 31 años estaba aún soñando en el podio porque no se imaginaba que iba a tener a ilustres y consagrados campeones como el colombiano y el manchego escoltándole en los otros dos cajones. Los otros triunfadores finales de la Vuelta, que patrocina LA NUEVA ESPAÑA, fueron: su equipo W52-Porto; el "escarabajo" Sergio Higuita (Manzana Postobón), en la montaña; Fernando Grijalba (Kuwait), en las metas volantes; Hernán Aguirre (Postobón) como mejor joven, y el propio Raúl Alarcón, en la regularidad.

Los 121 kilómetros de la etapa final entre Cangas del Narcea y Oviedo fueron, como se esperaba, un vuelo rasante con saltos constantes hasta que se produjo la escapada del día, formada por Ferrari (Caja Rural), Ramírez (Medellín), Bizkarra (Euskadi), Grijaldo (Kuwait) y David Belda (Burgos-BH) -hijo de Vicente Belda- camino de Puente San Martín y que, tras pasar por el alto de la Cabruñana, llegaron a tomar cuatro minutos y medio de ventaja.

Pero luego ya empezó la persecución por detrás con el Academy Israel y, en la parte final, el Movistar para ir rebajando las diferencias, tras pasar por Grado y Posada de Llanera para neutralizarlos al pie del puerto del Violeo, en el que se iba a jugar la Vuelta.

Allí, el Medellín aceleró a fondo para que Óscar Sevilla intentara tomarse la revancha del frío y del salto de cadena que sufrió en la parte final del Acebo. El manchego en esos dos primeros kilómetros de gran desnivel lanzó hasta tres grandes ataques que le aguantaron Nairo Quintana, que ayer no iba tan fino, y el propio líder Alarcón, que tras pulsar las fuerzas del manchego contraatacó en la rampa final y con unos pocos metros de ventaja hizo a lo campeón los 7 kilómetros entre el peligroso descenso y el llano hasta la meta de la calle Uría. Y al cruzar la meta puso sus brazos al cielo para dedicarle la victoria al que fuera su director en juveniles, fallecido en febrero.

Mientras, por detrás, Sevilla, seguido de cerca por el portugués Benta, el vasco Bizkarra y el prudente Nairo Quintana, intentaba sin éxito alcanzar al líder Alarcón, aunque lo tuvo muy cerca. Fue una persecución impresionante, pero ayer el alicantino, con una moral de hierro al ver tan cerca su mayor triunfo como profesional, no falló y arriesgó al máximo para ganar también la etapa, lo que siempre respalda mucho más el triunfo en una Vuelta.

Los numerosos aficionados concentrados en las terribles rampas del Violeo animaron a Alarcón, que en su día había sido escudero de Santi Pérez y que ayer dio la talla de campeón. Y hacerlo ante el mejor escalador del mundo como es Nairo Quintana, que es favorito para ganar de nuevo el Giro de Italia, y ante un ilustre veterano como Óscar Sevilla, que en su día ya ganó esta Vuelta y estuvo a punto de hacerlo en la ronda española, era algo inimaginable para este ciclista que en Asturias ya protagonizó muchas escapadas para adjudicarse los premios de la montaña y de las metas volantes.

Pero ayer Alarcón tenía "alas gigantes" y voló como un coloso para ganar también la etapa con siete segundos sobre Sevilla y Benta, con diez sobre Bizkarra y con 15 sobre un Nairo Quintana que al ver que no podía destronar al alicantino prefirió no arriesgar por temor a una caída que le pudiese privar de su participación en el Giro del Centenario, que preparó con esmero.

Esto es lo que más avala el triunfo de Alarcón. Y también contar que el asturiano Eduardo Pérez-Landaluce, que ayer cumplió 19 años, logró acabar la Vuelta aunque tuvo momentos complicados, pero le servirá para aprender la dura profesión de ciclista.