Pablo Carreño cerraba ayer el círculo en Estoril, un torneo muy especial para el asturiano. Sobre el albero portugués lograba en 2013 su primer gran resultado como profesional al alcanzar las semifinales, en las que cedía ante el suizo Wawrinka. Desde entonces el gijonés ha ido creciendo en juego y en ranking con Estoril siempre como testigo. Semifinalista de nuevo en 2015, superado por el australiano Kyrgios; finalista el pasado año, en el que cedía ante Nico Almagro, y por fin ganador este año tras imponerse ayer 6-2 y 7-6 (7-5) al luxemburgués Gilles Muller en un encuentro en el que el jugador formado en las canchas del Grupo se mostró rocoso y dominador para sumar el tercer título de su carrera y el primero en tierra batida tras los conquistados el pasado ejercicio en las pistas duras de Winston-Salem y Moscú.

Carreño, que estrenaba además en Estoril la condición de primer cabeza de serie en un torneo de la ATP, firmó una semana perfecta, ganando el título sin ceder un set y certificando el cambio de tercio en el papel de la Armada después de haber eliminado sucesivamente a Tommy Robredo (6-3 y 6-2), Nico Almagro (6-2 y 6-4) y David Ferrer (6-3 y 6-3), tres jugadores por encima de la treintena y los tres en su día en el "top ten" mundial, antes de coronarse ayer ante Muller, un tremendo sacador ganador este año en Sydney, ofreciendo una lección de madurez a sus 25 años.

El partido comenzó raro y tuvo un desarrollo atípico para tratarse de tierra batida. Carreño eligió restar y rompía en blanco el primer servicio de Muller, quien le devolvía, también en blanco, la ruptura de inmediato. Cobró entonces ventaja el luxemburgués al mantener su saque (1-2) pero puso el de Gijón a funcionar su revés, largo y profundo, para conseguir atornillar a Muller en el fondo de la pista. Y allí evidenció el asturiano una gran superioridad que se tradujo en la consecución de cinco juegos seguidos (sumó 18 de los 23 últimos puntos) que le valían para adjudicarse la primera manga por un concluyente 6-2.

Muller, que en 2015 ya había perdido ante el asturiano en cuartos de final en esta misma pista por 6-2 y 6-4, tomó nota de lo sucedido y decidió jugarse cada punto como si fuera el último. Y así, órgado tras órgado, logró mantener su servicio gracias a la potencia de su saque y la efectividad en la volea, aunque al resto no inquietaba en absoluto a un Carreño logró nada menos que apuntarse cuatro juegos en blanco en la segunda manga, en la que únicamente cedió cuatro puntos con su saque para un total de seis en el partido, algo poco habitual sobre arcilla.

Una sola oportunidad de ruptura se vivió en ese segundo set y la tuvo el asturiano en el séptimo juego tras un inconmensurable revés cruzado que convertía a Muller en una estatua de sal en la red. Tres saque estratosféricos, uno a 206 km/h, sacaron al luxemburgués del apuro y la manga se fue al desempate. Allí sumó el primer punto Muller con una gran volea, pero Carreño mantuvo el tono, la fuerza, la concentración y el dominio para colocarse con un 5-4 que le daba la oportunidad de cerrar el partido con su saque. Un "dejadón" descomunal de Muller lo evitó, pero con el 6-5 y en la primera bola de partido el gijonés se hacía con la victoria tras un magnífico resto que no controlaba el luxemburgués sobre la red.

El primer título del año y primero en arcilla de su carrera, permitirá hoy a Pablo Carreño recuperar plaza entre los veinte primeros de la ATP y afianzar su posición en el "top ten" de la actual temporada, en la que es el segundo mejor español tras Rafa Nadal y muy por encima en puntos de jugadores como Djokovic o Murray. Un título, además, que le dará tranquilidad para afrontar esta semana el Master 1.000 de Madrid en el que tendrá un difícil debut frente al francés Benoit Paire, un jugador de tanto talento como escasa persistencia.