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Culé Moyáu

Un segundo en nuestras manos

El regate de Neymar antes del penalti y el penalti a lo Panenka de Messi en el partido contra el Villarreal hicieron que todos los culés olvidáramos que el Barça está luchando por la Liga, y la Liga no depende sólo de que el Barça lo gane todo, sino de que el Madrid pierda algo. Creo que lo segundo es más difícil que lo primero, pero el regate de Neymar y el penalti de Messi dieron la razón al filósofo estadounidense del siglo XIX William James, que en sus "Principios de psicología" dice que un mismo espacio de tiempo nos parece más corto a medida que envejecemos, y esto sucede con los días, los meses y los años y se puede dudar en el caso de las horas, pero los minutos y segundos parecen seguir siendo los mismos a todos los efectos.

La reflexión de James es futbolísticamente cierta. A medida que envejece el campeonato de Liga y el Madrid no pierde, el espacio de un partido nos parece más corto para recuperar los puntos perdidos en partidos extraños contra el Dépor y el Málaga. Pero lo que vale para una jornada de Liga o para los 90 minutos de un partido no sirve para un minuto o para un segundo. En el segundo en el que Neymar se inventó un regate tan bello como imposible, ningún culé pensó en la Liga y en que el tiempo se hace más corto con cada segundo que el Madrid no cede en su empeño por ganar un campeonato que últimamente se le resiste. En el segundo que la pelota empleó en volar desde el punto de penalti al fondo de la portería de Andrés Fernández en el penalti lanzado por Messi, todos los culés olvidamos la Liga, la flor de Zidane, los partidos infelices que costaron puntos de oro, las decepciones con algunos fichajes y lo raro que es vivir tantas jornadas con un entrenador con fecha de caducidad en el envase.

Ya pasó otra jornada de Liga y el próximo partido nos parecerá más corto porque seremos más viejos, pero los segundos de gloria que nos regalan tipos como Neymar y Messi seguirán siendo los mismos a todos los efectos. En la maravillosa escena final de "El mundo en sus manos", el intrépido capitán Clark, que quiso comprar Alaska, y la condesa rusa Marina Selanova navegan en la goleta "La Peregrina" abrazados al timón, y uno de los tripulantes dice que al capitán Clark ya no le importa Alaska porque tiene el mundo en sus manos. Precioso. En ese segundo del regate de Neymar y ese segundo del penalti de Messi a los culés no nos importó la Alaska de la Liga porque, en esos segundos, tuvimos el mundo en nuestras manos.

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