El día que rubricó su acuerdo con el Oviedo, hace ya bastantes semanas, el club azul le dijo a Ramón Folch que durante su estancia en la capital asturiana le facilitaría, entre otras cosas, un coche para desplazarse por la ciudad. Su padre, Ramón como él, escuchó el detalle e intervino rápido, guasón: "A ver qué coche le dais, ¿eh? Que no sea Porsche ni otros así", bromeó.

La anécdota no va más allá, pero da una buena pista de la vida "sencilla, sin excesos y extremadamente normal" de Ramón Folch, convertido ayer oficialmente en segundo fichaje del Oviedo, equipo al que se unió para las dos próximas temporadas. Su llegada desde el Reus, esperada hace tiempo, refuerza el centro del campo azul. Será presentado el próximo jueves (13.30 horas) en el Carlos Tartiere, cuando regrese de sus vacaciones.

Cuentan quienes le conocen, amigos, técnicos y compañeros, que este centrocampista "tímido y familiar" nacido en Reus hace 27 años se aleja del estereotipo clásico de futbolista actual, cuerpos tatuados, piloto automático en las respuestas y estridencias varias. Valga un dato: Folch se licenció en Telecomunicaciones antes de debutar en el fútbol profesional, donde sólo tiene la experiencia del curso que acaba de concluir (39 partidos, 4 goles como capitán del Reus). Folch es ingeniero y futbolista, la prueba de que deporte y estudio pueden ir de la mano al éxito. Tanta importancia le da a su otra vida que, cuando acabó la ingeniería, se sacó un máster en aplicaciones multimedia, un sector que le apasiona. Sabe que el fútbol es algo con caducidad. "Tienes que estudiar porque, aunque llegues lejos, esto se acaba", aseguró en varias entrevistas.

Folch, capitán indiscutible en el centro del campo del Reus esta temporada (le marcó un gol al Oviedo), ha experimentado una meteórica progresión en los últimos años. Antes de este curso, jugó con el Reus tres temporadas en Segunda B y militó en Vilafranca, Cambrils, Amposta y Conquense. Su entrenador en el Cambrils, Javier Robles, le define así: "Es un jugador que a principio te puede generar dudas, pero cuando le vas conociendo es espectacular. Es un centrocampista muy completo". ¿En qué destaca? "Tiene buen toque, juega bien de primeras, se posiciona bien y tiene una gran capacidad para leer bien los partidos, tanto que le permite robar muchos balones", añade Robles. La estadística avala este análisis: Folch fue esta temporada el segundo jugador que más balones recuperó de la Liga (287) y el cuarto que más pases buenos completó (2.178)

"Es un mediocentro que se adapta a todo. Puede jugar sólo en el medio, hacer de creador con otro a su lado o hacer de destructor", prosigue Robles, que asegura que en los últimos años "ha aprendido el otro fútbol: ir al choque, ir a cabeza..." No es su fuerte, pero lo maneja", dice. Robles le conoce bien y no tiene duda de que será capaz de aguantar la presión del Tartiere, estadio exigente. "Tiene confianza en sí mismo y es un tipo que viene del barro. Nadie le ha regalado nada y está acostumbrado a trabajar para conseguir sus logros", agregó.

Folch creció rodeado de deporte. Su padre, Ramón, que viaja con él por los campos de España para verle en directo, fue un conocido entrenador de baloncesto en la zona. Sus hermanos, Ana y Jordi, fueron jugadores de baloncesto a nivel medio. Él es el único de la familia que prefirió el balompié. "Es un tipo muy centrado que vive para el fútbol. Un jugador atípico hoy en día, con carrera universitaria, tímido. Es como juega", describe Robles.

"Está acostumbrado a luchar", cuenta uno de sus conocidos, que prefiere no aparecer citado. Con 12 años, Folch sufrió una grave lesión: se rompió la tibia y el peroné. "Varios médicos le aconsejaron que dejara el deporte, pero el padre no cesó hasta encontrar a uno que le animara a seguir. Y así fue", agrega este conocido. "Su familia siempre le ha apoyado y se ha preocupado de que estudiara", añade. Hoy Folch, que disfruta de sus sobrinos, es un ingeniero que asume en el Oviedo su principal proyecto como futbolista. Vivirá en la ciudad con su novia, periodista de profesión. ""Vestir esta camiseta es una gran responsabilidad. Defenderé este escudo dando cada día lo mejor de mí", dijo. El Tartiere le espera.