Hubo que esperar a que pasaran las cinco de la tarde de ayer para conocer la jornada en la que el Sporting y el Oviedo volverán a verse las caras en un derbi catorce años después de que los caminos de los dos principales representantes asturianos en el fútbol profesional se separaran. El reencuentro tendrá lugar muy pronto, será en la cuarta jornada en El Molinón en el fin de semana del 9-10 de septiembre. El día y la hora dependerán del criterio de la Liga y las televisiones.

El padre de todos los partidos en el Principado llega en un momento en el que ambos clubes se han impuesto la aspiración de volver a Primera. El Sporting lo hace tras abandonar la máxima categoría hace sólo unos meses. El Oviedo porque después de sus años en el barro (Segunda B y Tercera) se ha afianzado en la división de plata y ya se ve con fuerzas de volver a la élite. Los rojiblancos quieren además lograr el regreso a la máxima categoría al primer intento. Lo hacen por vocación y por la oportunidad de aprovechar cuanto antes el privilegio económico que otorga la competición en concepto de ayuda al descenso a los que acaban de caer a Segunda y después de ingresar 9 millones de euros por el traspaso de Meré al Colonia.

Mientras, el Oviedo espera que a la tercera sea la vencida. Suma dos años en Segunda en la que tuvo en sus manos meterse, al menos, en los puestos que dan derecho a jugar el play-off de ascenso. El sueño se esfumó en los últimos meses de competición. Aunque la pasada temporada los azules llegaron con opciones hasta casi el último segundo, pero el bache previo sufrido pasó una dura factura. Para levantar los ánimos de su hinchada, el club propiedad del multimillonario Carlos Slim ha fiado el proyecto a Anquela, un técnico curtido en la categoría y que ve en el Oviedo el club con el que rematar lo que pudo ser y no fue en anteriores equipos que entrenó en Segunda como el Alcorcón y el Huesca.

El partido llegará con los dos equipos acabando de definir su once y con unas plantillas plagadas de novedades. Y es que tanto Oviedo como Sporting han hecho una profunda limpia tras no cumplir con los objetivos marcados. También habrá nuevos inquilinos en el banquillo. El citado Anquela tendrá que pugnar en la pizarra contra Paco Herrera, que ya fue jugador del Sporting en los 70.

Desde ambos bandos, aunque se verbalice de manera distinta, no hay duda de que el duelo entre carbayones y gijoneses es uno de esos encuentros capaces de alterar dinámicas, ya sean positivas o negativas. Habrá que ver en qué medida puede afectar el resultado a las dos plantillas, en la que no hay futbolistas que entre sus recuerdos atesoren el haber ganado un derbi más allá de los canteranos rojiblancos que lo hicieron cuando el filial coincidió con el Oviedo en Segunda B (Carlos Castro, Pablo Pérez o Dani Ndi). Pase lo que pase, habrá revancha en la segunda vuelta. Será en el Carlos Tartiere el 4 de febrero. A estas alturas de competición es posible que se vislumbre cómo marcha la categoría y el proyecto de los eternos rivales.

El reencuentro de Sporting y Oviedo servirá también para que toda una generación de asturianos viva en directo y no de los recuerdos de padres, madres, abuelos, hemerotecas y videotecas lo que significa para la región un partido de estas características. También será el primer derbi que se jugará en internet, con las redes sociales en pleno auge. Al final serán tres puntos en juego en una larga carrera en la que faltan otras 41 jornadas de Liga regular y en las que al final oviedistas y sportinguistas sueñan con ocupar una de las dos plazas que dan acceso a Primera. Se convertirían así en miembros de un selecto club dominado ahora por Madrid, Cataluña y País Vasco.

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