El enrarecido ambiente que está generando la negociación que Neymar mantiene con el PSG y su silencio se coló ayer en el seno del vestuario del Barcelona en Miami. El delantero carioca perdió los nervios durante el entrenamiento y acabó agrediendo a Semedo, una de las caras nuevas de los azulgranas esta temporada.

En las imágenes del incidente se observa cómo Semedo realiza una entrada brusca a la estrella brasileña que se enfada y recrimina la acción al lateral portugués. El defensa recula pero Neymar va a por él y trata de agredir a su compañero antes de ser sujetado por Busquets y Mascherano, que trataron de aplacar su cabreo. Pero Neymar opta por abandonar el entrenamiento que el Barça estaba realizando en Miami en la previa del partido ante el Real Madrid golpeando un balón con malos modos y arrojando el peto al suelo.

Este incidente se produce en pleno culebrón sobre el fichaje de Neymar por el PSG. La actitud del delantero, que no acaba de aclarar qué quiere hacer, está agotando la paciencia de la afición. En el último partido de la gira americana del Barça ya hubo aficionados que tildaron al futbolista de pesetero. Neymar respondió tapándose los oídos. Incluso emblemas del barcelonismo como Carles Puyol han salido al paso para poner sobre la mesa la necesidad de que aclare qué va a hacer. "Neymar tiene que hablar y decidirse sobre su futuro ya", afirmó ayer el excapitán del Barcelona.

Mientras tanto, el PSG -donde esperan por el futbolista a comienzos de la próxima semana- hace números para ver cómo paga los 222 millones de la cláusula de rescisión del brasileño. El club parisino se ha encontrado ahora con un problema añadido: Hacienda. El PSG tendría que pagar otros 70 millones en impuestos. De ahí que quiera hacer ingeniería contable y haya ofrecido al Barcelona tres de sus jugadores para rebajar las cifras: Di María, Lucas Moura y Matuidi.

Pero el Barça dice que no negocia. "Neymar es uno de nuestros mejores jugadores y no queremos perderlo. Queremos que siga, que continúe con nosotros. Todavía le quedan cuatro años de contrato, así que no hay nada más que decir", aseveró Josep María Bartomeu, presidente del Barcelona.