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Los Invencibles ya sueñan con la Novena

Bouzán y Fiuza, que tuvieron dudas tras ganar su octavo Sella, quieren seguir batiendo récords como pareja deportiva

Fiuza besa a Bouzán el sábado en el Sella. IRMA COLLÍN / LUISMA MURIAS

Walter Bouzán y Álvaro Fernández Fiuza llevan ocho años seguidos ganando el Sella, pero ellos no se consideran invencibles. Es más, la condición de favoritos les produce tanta presión que el sábado, después de pasar otra vez los primeros bajo el puente de Ribadesella, casi juraron que nunca más. Ayer, tras una noche que vivieron de forma muy diferente, ya pensaban en la Novena. Antes queda todo un año en el que las estrellas del Descenso seguirán con sus vidas, marcadas por el trabajo y unas familias que crecen.

Un año después de ganar su primer Sella con Bouzán, Fiuza tuvo su primer hijo, al que el gallego y su mujer, la ovetense Laura Rodríguez, también llamaron Álvaro. Para febrero, Walter Bouzán espera el primer hijo junto a su mujer, Cristina Tejo, y Fiuza le anima a repetir la experiencia que él vivió en el Sella de 2011, el segundo de la cuenta: "Poder subirme al podio con mi hijo, de apenas seis meses, fue muy especial. Seguro que eso también influye en Walter".

La paternidad tendrá otros efectos en la vida de Walter Bouzán. "No pienso sacrificar la atención a mi mujer y a mi hijo por el piragüismo, así que el año que viene dedicaré menos horas a los entrenamientos", dice el riosellano con la voz todavía tocada por la obligada celebración. Se le hizo larga la noche a Bouzán, que esta vez no contó con su pareja deportiva y sí, curiosamente, con Emilio Merchán, uno de sus máximos rivales.

"Ellos ganaron la prueba de la noche y nosotros la del día", bromea Fiuza, que ayer por la mañana volvió a subirse a la piragua en la ría de Villaviciosa para llevarse otro triunfo con el compañero de Merchán en el Sella, Leonel Ramalho: "El sábado tenía seis llamadas suyas y no le costó mucho convencerme. Acabé tan cansado, con malestar de estómago, que fui pronto para casa".

Y todo, según Fiuza, consecuencia de la presión que se autoimponen: "La gente cree que esto es muy fácil y, aunque parezca mentira, cada año lo pasamos peor. Fueron tantos nervios que el sábado si me dicen que hay que ir a por la novena hubiese contestado que no. Pero ahora ya estoy más animado".

También influye la buena sintonía personal entre los dos deportistas. "Ya somos como un matrimonio. A veces reñimos, pero también nos entendemos casi con la mirada", expone Walter, al que Fiuza le da la razón: "Ahora menos, pero hubo años en que discutíamos por tonterías. Ahora conocemos las manías de cada uno. Como en las relaciones de pareja, a veces cedo yo y a veces, él". A la hora de comparar el carácter de su pareja en la piragua y en casa desvela: "Los dos riñen mucho".

Al margen de las circunstancias familiares, que a Fiuza le ha deparado un segundo hijo, Alejandro, de 3 años, los campeones del Sella se consideran unos privilegiados por las facilidades que encuentran en sus trabajos. Walter Bouzán se incorporó al SEPA (Servicio de Emergencias del Principado de Asturias) hace justo un año, al día siguiente de ganar su séptimo Sella. Ahora está destinado en el Parque de Bomberos de San Martín del Rey Aurelio. Durante su jornada laboral encuentra un hueco para completar su preparación en el gimnasio.

Álvaro Fernández Fiuza se deshace en elogios hacia sus superiores en el cuartel de Oviedo de la Policía Nacional: "Es una pasada las facilidades que nos dan a los deportistas de élite". El turno nocturno, de diez de la noche a ocho de la mañana, en días alternos, le permite programar unos entrenamientos acordes con sus objetivos, que volverán a tener en el Sella 2018 su momento culminante.

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