"Una lesión que en principio iba a ser de tres meses, me ha tenido fuera ocho. Tengo muchas ganas de trabajar", sentenció ayer el jugador del Marino de Luanco, Pablo Hernández, que ha pasado por una odisea, después de pasar por el quirófano dos veces para recuperarse de una luxación de clavícula. El jugador recibió ya el alta médica. "He estado haciendo alguna cosa, pero muchas no podía hasta que recibiese el alta. Estoy físicamente bien, pero me falta coger el ritmo de fútbol", comentó el centrocampista. Así, Oli, no podrá contar con él todavía para el partido de mañana en el campo del Tuilla (El Candín, 18.00 horas).

La recuperación ha sido muy complicada. El hombro llevaba tiempo dándole guerra y tras sufrir la luxación de clavícula en el partido en el campo de Miramar ante el Sporting B, decidió pasar operarse en enero de este alo. Meses después, parecía que ya había superado la dolencia, pero tras cinco partidos como titular, en Llanes sufrió dos caídas que le volvieron a sacar el hombro de sitio y tuvo que volver a pasar por el quirófano, para una operación más complicada. Eso fue el 9 de mayo y desde que pudo ha estado trabajando para ayudar al equipo.

Ahora, espera que esta segunda operación sea el fin del problema y ya piensa solo en el balón. Desde la barrera ha estado viendo al equipo: "Veo al Marino muy bien. Como todos los años, a principio de temporada, el equipo está muy ilusionado. A ver si este año cumplimos las espectativas". Por el momento, el Marino, sin él, tendrá que buscar en Tuilla su primera victoria, después de empatar ante L'Entregu. Oli dispone del resto de sus futbolistas para afrontar el choque, después de que Jorge Cayarga se recuperara de la amigdalitis que le hizo perderse el debut.