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Gerard Piqué-92

Los quince años del defensa con la selección no sirven de nada para el patriotismo mal entendido

"Patriotismo es el último refugio de los canallas", Samuel Johnson dixit. Por eso, ahora que a los dos lados de la trinchera abunda ese tipo de patología, la que impone las vísceras a la razón, conviene recordar que Gerard Piqué lleva quince años poniéndose esa camiseta que, según muchos, aborrece. Ha disputado 92 partidos con la absoluta y ha contribuido a ganar un campeonato del mundo y otro de Europa. Lo ha hecho jugando (bien) al fútbol, no impartiendo lecciones de españolidad, ni dándose golpes de pecho para demostrar no sé qué valores. Han interpretado sus gestos (mangas cortadas, dedos entrecruzados), han medido sus declaraciones, pero nadie ha podido encontrar nunca un desprecio de palabra u obra a los símbolos de la selección que aceptó defender con 15 años. Como los hermanos Gasol y otros muchos deportistas, Piqué ha reclamado el derecho de los catalanes a decidir su futuro democráticamente. Llegado el caso, probablemente elegiría cambiar de escudo, como hicieron en su momento fenómenos como Prosinecki o Boban, internacionales por Yugoslavia y Croacia. Mientras tanto seguirá jugando donde quiera y le dejen porque, a fin de cuentas, su patria es el fútbol.

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