El Sporting B está de dulce, incluso cuando el conjunto rojiblanco no plasma su mejor versión. No la necesitó para superar al Vitoria con un solitario gol de Claudio en el tramo final (1-0). Es lo que tienen las dinámicas. No se reconoce la razón exacta de una ley no escrita, pero en un partido igualado, en el que el reparto de puntos parece lo más justo, la balanza se desequilibra a favor, casi siempre, del equipo que está en la zona alta. Y ahí se encuentra el conjunto de José Alberto, que ejerció de equipo grande. No en vano, marcha segundo, con un brillante inicio de temporada.

Poco se le puede exigir a un equipo que se ha puesto en una situación llamativa fruto de su laborioso trabajo. No se le puede exigir que siempre exponga su mejor juego, pero si algo tienen los rojiblancos es fe en su fútbol y, ayer, lo volvieron a demostrar. Denotaba el inicio del partido que los de José Alberto podrían sorprender al Vitoria -equipo afiliado del Eibar-, pero no fue nada sencillo. El Sporting B buscó con largos cambios de orientación la espalda de la defensa, destacando las internadas del incombustible Adri Montoro.

Pero el cuadro vasco se hizo con el control del balón a partir del minuto veinte y el escenario cambió por completo, con un Sporting B que sufrió sin el balón. Cierto es que Dani Martín no vio peligrar su meta, salvo un disparo lejano de Etxaburu que no logró atrapar el meta rojiblanco y que Adri Montoro se adelantó para evitar males mayores. Sin embargo, los rojiblancos no estuvieron bien con el balón, más imprecisos que de costumbre, adormilados, con falta de ritmo en sus acciones y sin la chispa habitual. Pese a todo, supieron guardar sus espaldas y sufrir como bloque.

Lo hicieron hasta la segunda mitad, cuando el Vitoria se pudo adelantar con un remate al poste de Ibargoein. Un aviso que sirvió de advertencia. José Alberto veía que el centro del campo no funcionaba en esta ocasión, relegando a Pedro y Nacho Méndez al banquillo. Los cambios produjeron otra marcha y Bertín cruzó en exceso un disparo que se fue por escasos centímetros. Una línea que siguió poco después Juan Rodríguez. Pero el gol llegó en el único desbarajuste del Vitoria. Branimir abandona el lateral derecho llamado por la conducción de Cayarga y éste, sacó su mejor lectura para poner el balón en profundidad para la llegada de Carlos Cordero, que puso el balón al área donde esperaba Claudio para cazar de primeras el balón y fulminar a Areitio. El ariete leonés ponía la claridad en un partido sombrío del Sporting B.