"Nadie refleja mejor el lema de orgullo y valor y garra que Toni, nuestro gran capitán". Son palabras de Evilasio Sánchez, Vili, sobre Toni Cuervo, histórico exjugador del Oviedo, que falleció ayer a los 85 años. Delicado de salud en los últimos años, José Antonio Cuervo Fernández (Oviedo, 10 de mayo de 1932) es el tercer oviedista con más partidos de Liga y el cuarto en todas las competiciones oficiales. Fue el capitán del equipo que logró estabilizarse en Primera División en la primera mitad de la década de los 60. Y, una vez finalizada su etapa de jugador, siguió vinculado al Oviedo como secretario técnico y entrenador. El funeral por Toni, que deja esposa (Elena) y una hija (Araceli) se celebrará mañana, a la una de la tarde en la Basílica de San Juan el Real.

Tras formarse en el Unión Ovetense, Toni Cuervo jugó en el primer equipo del Oviedo desde la temporada 1950-51 hasta la 66-67. Sólo vistió durante unos meses una camiseta distinta a la azul, la del Atlético de Madrid, en el que jugó cedido una eliminatoria de Copa al final de la temporada 1956-57. Fue una anécdota en una carrera deportiva marcada por su fidelidad al Oviedo. Para Vili, un referente: "En su forma de llevar el brazalete se reflejaron los siguientes capitanes: Julio Marigil, Juan Manuel, Tensi, Vicente, yo mismo y Berto. También metería a Cervero por lo que significó".

Toni acababa de hacerse como titular cuando logró su primer ascenso con el Oviedo a Primera, en 1952. Sólo permaneció dos temporadas y cuando volvió a subir, en 1957-58, ya era un jugador clave del equipo que entrenaba Abel Picabea. Se abrió una etapa de prosperidad para el club azul, que llegó a finalizar la Liga en tercera posición en la temporada 1962-63. Dos años después, en 1965, el Oviedo volvió a Segunda, con Toni ya en un papel secundario. Dejó el fútbol en 1967, tras jugar 189 partidos en Primera, 168 en Segunda, 19 de promoción y 23 de Copa.

Toni Cuervo se quitó la camiseta, pero aceptó la oferta para llevar la secretaría técnica. Como hombre de club, ejerció de entrenador provisional durante cinco partidos en la temporada 1967-68 y cuatro en la 70-71. Hizo un paréntesis en la campaña 1975-76 para dirigir al Ensidesa, en Segunda División, y el Oviedo lo repescó en la siguiente, la única que completó en el banquillo azul. Para el recuerdo queda el Oviedo-Sporting de la penúltima jornada, que al acabar 1-2 frustró las aspiraciones de ascenso del equipo azul.

Lo intentó por primera vez fuera de Asturias en el Celta (1977-78), en Segunda División, pero fue destituido después de diez jornadas. Dos campañas en el Zamora pusieron fin a su carrera en los banquillos. De nuevo en Oviedo siguió siendo una referencia para el oviedismo en la asociación de veteranos, de la que fue nombrado presidente de honor con la llegada de Vicente González. En los últimos años, pese a su enfermedad, siguió interesándose por el Oviedo, el equipo que ayer le recordó en Granada con brazaletes negros, pero no pudo dedicarle una victoria.