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Culé Moyáu

Me gustan las pelis del Oeste

El Barça mantiene una columna vertebral tan inquebrantable como la fe de Zidane en Benzema, y luego Valverde introduce retoques, mezclas, combinaciones, permutaciones y variaciones tan dignas de atención como las excusas que va improvisando Zidane para hacer la vida imposible a Isco. Paulinho, por ejemplo. Los que se cachondeaban de la insistencia del Barça en fichar a un jugador brasileño que decían que estaba prejubilado en China deben estar ahora con tantas dudas como Kovacic ante el avance de Rakitic que terminó con el .primer gol del Barça. Vermaelen, por ejemplo. Los que se frotaban las manos con la inevitable titularidad de un jugador que parecía tan perdido para el fútbol como Marcelo en la jugada de Messi antes del tercer gol habrán entendido el valor de un defensa que nunca hace nada mal. Sergi Roberto, por ejemplo. Los que profetizaron la caída de un lateral que inventó Luis Enrique, pero que nunca quiso ser lateral, estarán buscando las razones del estallido continuado del chico de la cantera como los espectadores chinos en cuyo honor el partido Madrid-Barça se jugó a la una de la tarde se pasaron toda la segunda parte buscando a un tal Ronaldo. ¿Es el mismo Barça que conocíamos? Sí, y también un Barça diferente. Como las películas del Oeste.

El cine de vaqueros es siempre igual y siempre distinto porque los argumentos se reciclan de la misma manera que este Barça que destrozó al Madrid 0-3 ha reciclado los argumentos del Barça que ganó a Madrid en el Bernabéu la temporada pasada con el inolvidable gol de Messi en el último segundo. Cuando la Paramount contrató a Zane Grey, famoso y prolífico autor de novelas del Oeste, acordó con él que el estudio podría rehacer sus historias tantas veces como quisiera, y que cada vez que eso sucediera pagarían al autor 12.500 dólares. Como las novelas de Zane Grey o las películas del Oeste, el Barça se recicla y se vuelve a reciclar de tal manera que sigue jugando igual de bien que en las últimas temporadas pero muchos dicen que este Barça ya no es el mismo, y tal y tal. Claro que el Barça de Paulinho no es el mismo que el de Xavi. Y claro que el segundo tiempo del Barça en el Bernabéu dejó un par de cosas claras, tres o cuatro lecciones, cinco o seis curas de humildad y una gran verdad que tiene que ver con la influencia del juego de Busquets. No sé, a mí me gustan mucho las películas del Oeste. Sobre todo cuando gana el bueno.

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