En las grandes ocasiones se ve de qué pasta está hecho un equipo. El Sporting juega esta tarde para saldar una deuda emocional. Los rojiblancos le deben a su fiel afición una alegría sonada y, a la espera de alcanzar la desembocadura del torneo, al sportinguismo le pide el cuerpo un triunfo épico. En el escenario ideal, en campo enemigo, con un terreno de juego propicio para la lucha cuerpo a cuerpo, la afición del Sporting busca héroes y aparecen las candidaturas de Santos y Jony.

Porque el delantero uruguayo, quién lo dudaba, encabezará la ofensiva rojiblanca y mantendrá un prometedor duelo con la superpoblada defensa azul. La madre de todas las batallas se celebrará en el centro del campo, donde Sergio y Álex Bergantiños tratarán de hacerse fuertes y sostener de nuevo sobre sus espaldas el peso del equipo. Pero será la liviana línea de tres mediapuntas la encargada de dar vuelo al equipo y de abastecer al depredador uruguayo. La misión más delicada la tendrá la última línea, sobre la que han arreciado algunas críticas en los últimos desplazamientos. Los defensas tendrán la responsabilidad de minimizar el impacto de los peligrosos delanteros azules y, para las emergencias, siempre quedará Mariño.

Al Sporting, el derbi le cae en el punto justo de cocción. El nuevo Sporting de Rubén Baraja ha demostrado en El Molinón ser un equipo hecho. Autoritario a ratos. Y aunque pierde gas cuando se aleja de Gijón, nadie puede discutirle que ha crecido de forma significativa en los desplazamientos, en los que sólo le falta salpimentar un poco su propuesta. El Sporting que cayó en Lugo, víctima del mal fario gallego, no tiene nada que ver con el endeble equipo que sucumbió en Granada. Flota en los mentideros rojiblancos la sensación de que el equipo está más cerca del triunfo visitante.

El Sporting avanza huérfano también de sonadas victorias, incapaz hasta ahora de meterle a los equipos de la zona alta. A las victorias caseras de Baraja se les reprocha el perfil bajo de los contendientes que han desfilado por la vera del Piles.

Es también el primer gran partido de Rubén Baraja en el banquillo del Sporting. Servirá para medir la envergadura del entrenador y su comportamiento bajo presión. No se esperan ataques de entrenador, aunque Baraja, al contrario de lo habitual, ha enseñado durante toda la semana el que parece su once más probable. La principal novedad será la presencia de Rubén García como engranaje de enganche con Santos, después de los buenos minutos que ofreció el valenciano ante el Nàstic, en un partido en el que confirmó su merecida reputación de agitador nato.

La otra cara nueva de la alineación será el regreso de un Calavera excepcional en su compromiso para llegar a tiempo de jugar este partido. No hay, eso sí, lugar para guajes en un choque de hombres. Baraja ha devuelto a Nacho Méndez al filial con visos de perpetuidad y ha mandado a Adri Montoro y a Juan Rodríguez al banquillo en el mejor de los casos. Allí también esperarán su oportunidad de presentar credenciales las tres últimas incorporaciones del Sporting. Parece seguro que Nano Mesa tendrá algunos minutos para acelerar el partido

El Sporting ya no puede esperar más, ha llegado el momento de dar un salto de calidad, de sacar músculo.