A Anquela, hombre pragmático, le costó en el inicio del curso dar con la tecla. El método de ensayo-error no sirvió para encontrar sus frutos hasta que un día, ante el Numancia, y después de un par de test exitosos, decidió dar el paso al sistema de tres centrales. Sin darse cuenta, Anquela había dado con la piedra filosofal. A partir de entonces, todo lo que toca se convierte en oro.

Es imposible analizar la trayectoria azul en la Liga sin hacer referencia al dibujo. El 5-4-1 (Anquela pone gesto de contrariedad cuando se sintetiza su idea en una defensa de cinco hombres) es la armadura que el equipo necesitaba. El escudo lo porta Forlín, de los que despejan y luego preguntan. Con el argentino como líder silencioso y dos centrales (Carlos y Christian Fernández) profesionales de la defensa, los carriles aparecen como elemento sorpresa. Cuando los radares enemigos detectan a Johannesson y Mossa suele ser demasiado tarde. Folch y Rocha son pivotes que llevan el mono de trabajo debajo de la elástica azul. El resto, el talento y el gol. Para la calidad, dos con permiso para, en ocasiones, saltarse el guión: Berjón y Ñíguez. Para anotar, la duda que ha planeado por El Requexón toda la semana.

Toché es el delantero titular siempre que no jueguen otros condicionantes. Pero su operación en el menisco cambió el panorama. Linares, mustio hasta entonces, se coló en el once y empezó a correr y pelear. Los goles llegaron como consecuencia de un papel perfectamente interpretado. Ahora, Toché afina su puesta a punto, aunque aún escuecen las cicatrices. Anquela no ha resuelto quién jugará, respondiendo a las preguntas a la gallega: "Si Toché está para 90 minutos, los jugará. Si creo que no está, seguiremos esperando". En un escenario de tanta incertidumbre, un detalle, la intensa lluvia caída, puede desnivelar la balanza. Linares parece un nueve más apto para un choque en el barro. Ahí está el recuerdo de Astorga, por ejemplo.El sistema pues, es la base de cualquier análisis de un Oviedo que llega al derbi en su mejor momento de la temporada tras una trayectoria que ha ido de menos a más. Lo mejor que se puede decir de los de Anquela es que saben lo que tienen entre manos. Han construido una identidad. La prioridad es defender, ganar confianza desde la zaga. Para atacar se trata de aprovechar los recursos. Una falta aquí, una contra allá, el talento de Berjón y Ñíguez siempre? Es como si el plan maestro se centrara en la defensa mientras que los caminos al gol se encontraran por el camino.

El Oviedo timorato de comienzo de campaña ha dado paso a un conjunto decidido, más maduro. El punto de inflexión llegó en la jornada 13ª. Al descanso, los azules perdían 0-1 con el Lugo. Al final, ganaron 3-2. Aquella experiencia le hizo despegar. En los siguientes 12 partidos, el Oviedo coleccionó 8 victorias, tres empates y una sola derrota. Pasó en apenas tres meses del 15º puesto, a dos del descenso, al tercero, a dos del ascenso directo. Así llega al derbi. Con la coraza intacta y la moral al alza. Pero el duelo de hoy es otra historia. Así lo han reconocido los pupilos de Anquela. Ante el Sporting también juega el sentimiento. Y un Tartiere entregado es una gran baza a favor. Siempre que se sepa jugar con la ansiedad. Anquela ha tratado de huir de estridencias durante la semana. "Solo son tres puntos", ha repetido con insistencia. Pero son tres puntos con un sabor diferente.