El encuentro comenzó con claro dominio local, y con el equipo de Pablo Alfaro mandón llegó el primer aviso en el minuto cinco, cuando París ponía un centro desde el lado derecho que lo despejaba con apuros el guardameta Rabanillo.

El Caudal mientras tanto se defendía de estas acometidas, con una tela de araña bien tejida en la medular, y dificultaba la circulación de balón de un Mirandés bastante plano e impreciso a la hora de elaborar juego.

La escuadra visitante se sentía cómoda cediendo el balón a un Mirandés al que le costaba un mundo dar sensación de peligro en el área rival. Calahorro lo intentó con un disparo lejano buscando sorprender a Limones, quien paró enviando el esférico a saque de esquina. El Mirandés mientras tanto seguía a lo suyo, buscando algún resquicio y sobrepasar las líneas bien plantadas de los asturianos. En el minuto 17 Antonio Romero, con un centro chut envenenado, pudo marcar el primero.

El Caudal, con el paso de los minutos, se fue haciendo con el control del partido, e imponiéndose a un Mirandés que se fue contagiando del juego de su rival. En el ecuador de la primera mitad, una falta lateral botada por Alberto Gómez fue cabeceada por Catú enviando el balón ligeramente por encima del travesaño. El Mirandés sin mucho acierto y con poca profundidad, lo volvió a intentar en una acción aislada en el minuto 30 con un disparo de Borja Sánchez que sin fortuna envió el balón por línea de fondo. El Mirandés también lo intentó a balón parado. Antonio Romero, lanzador habitual de los libres directos mirandesistas, iba a disponer de una buena acción, pero su remate impactó en la barrera enviando el cuero a córner. Tras esa acción el encuentro se enfrió y las llegadas a las áreas empezaron a brillar por su ausencia, con un equipo local superior en la teoría, pero que hasta el momento estaba siendo incapaz de hacer daño al rival.

El Mirandés salió con energías renovadas en el segundo tiempo, intentando imprimir algo más de ritmo al encuentro, pero una vez más el Caudal, muy serio, achicaba todas las vías de agua. Hubo que esperar al minuto 62 cuando el colegiado cántabro Pozueta Rodríguez decretó una pena máxima muy rigurosa tras derribar Polaco a Pito Camacho. Diego Cervero, el máximo astillero de los locales y exjugador del Real Oviedo, transformó el penalti y adelantó a la escuadra de Pablo Alfaro, que no estaba viviendo un partido plácido ante el colista del grupo segundo de la Segunda División B. Tras el tanto, el Mirandés consiguió serenarse y jugar sus mejores minutos.

Previamente, había quemado sus naves Iosu Uribe dando entrada Borja Navarro y a Alegre, pero los cambios no surgieron efecto en un Caudal que era incapaz de dar un susto a Limones. El susto llegó en una acción fortuita cuando Calahorro en un encontronazo tuvo que dejar su sitio a Camporro en el minuto 74. En el 81, Igor Martínez hizo trabajar a Limones, pero su remate se acabó marchando rozando el palo derecho de la portería. En el 85 un pase profundo hacía Cervero fue rematado por el matador local quien batía al Caudal anotando su doblete y finiquitando el partido. Tras el tanto, el Caudal terminó de bajar los brazos y se dedicó a correr detrás de un balón que el Mirandés se encargó de dormir hasta el pitido final que acabó con los de Uribe marchándose de vacío de Anduva, pero dejando una muy buena imagen.