Si alguien se merecía un momento de gloria como el de ayer en Valencia era David Ferrer. A sus 36 años hubiese sido muy cruel que cerrara una eliminatoria al lado de su casa con una derrota. Como tantas otras veces, "Ferru" compensó la diferencia de calidad con el jugador que tenía enfrente a base de coraje, físico y veteranía. Fue un triunfo como en sus mejores tiempos, superando momentos en los que cualquier otro se hubiese dado por vencido. Le dio la razón al capitán, Sergi Bruguera, que se saltó el ranking para confiar en el jugador más preparado para afrontar una situación límite, con el equipo jugándose el billete para las semifinales de la Copa Davis. Condicionado por la coincidencia con un fenómeno como Rafa Nadal, quizá la trayectoria de Ferrer no haya sido suficientemente valorada por la afición española. Ha sido un gran jugador, capaz de codearse con los mejores en su cénit, y también es una persona que merece la pena, como tuvimos oportunidad de comprobar en sus visitas al Torneo Tenis Playa de Luanco. Por eso, sin perder de vista la impresionante eliminatoria que nos ha regalado el incombustible Nadal, e incluso los López en el partido de dobles, todo el reconocimiento para el gran "Ferru", al que echaremos de menos cuando deje de empuñar la raqueta. De momento, aprovechando el escenario de la eliminatoria, podemos decir que salió por la puerta grande.