Lo que ocurrió el martes en el Olímpico de Roma y el miércoles en el Santiago Bernabéu vino muy bien para los que, como yo, dábamos por resueltas las dos eliminatorias de la Liga de Campeones. Desde la remontada en dos minutos del Manchester United al Bayern Munich en la final de la Copa de Europa de 1999, o la del Liverpool al Milán (0-3 al descanso) en la de 2005, nadie debería dar nada por hecho en un campo del fútbol. Aquello ocurrió, además, cuando alemanes e italianos eran el colmo de la fiabilidad, expertos en negociar resultados favorables. Así que no es tan raro que dos buenos equipos, como la Roma y la Juve, aprovechen o estén a punto de aprovechar dos noches tontas del Barça y el Madrid. Una lección, otra prueba de las vueltas que puede dar el fútbol.