Ángela Salvadores abandonó el mejor equipo español, el Perfumerías Avenida, con un doble objetivo: jugar más y dar un salto en la máxima competición europea, la Euroliga. En la recta final de la temporada, la jugadora asturiana (Oviedo, 10-3-97) ha cumplido sobradamente las expectativas, ya que se siente importante en su equipo, el Sopron húngaro, que a partir de mañana será uno de los protagonistas de la final a 4, en la que además contarán con el factor cancha. "Nadie daba nada por nosotras durante la temporada regular", destaca Salvadores en vísperas del gran momento.

"La final a 4 es un sueño para todos nosotros", admite Ángela Salvadores en declaraciones a LA NUEVA ESPAÑA. Especialmente para ella, que el verano pasado se fue de Salamanca desmoralizada por el escaso protagonismo, tras su etapa universitaria en Estados Unidos. "La decisión de irme del Avenida fue la más difícil de mi vida, sin duda", explica la asturiana. "Desde pequeña quería jugar allí y las cosas no salieron bien. Viéndolo ahora, que el entrenador no confiara en mí fue lo mejor que me podría pasar. Gracias a eso tengo la oportunidad de trabajar cada día con Roberto Íñiguez, uno de los mejores entrenadores españoles de siempre, sino el mejor. Le estoy muy agradecida por darme la oportunidad de venir aquí", añade Salvadores desde Sopron, una ciudad de unos 60.000 habitantes próxima a la frontera con Austria.

El Sopron Basket es el orgullo de la ciudad, como ha podido comprobar durante estos meses Ángela Salvadores. "El club tiene muchos años y una gran trayectoria en Europa. Hay muchas niñas en la cantera y la gente apoya mucho al equipo. Nuestra temporada está siendo increíble. De las trece jugadoras de la plantilla, ocho estamos entre los 19 y los 22 años. Hemos hecho la mejor fase regular de la Euroliga en la historia del club y somos unos de los cuatro mejores de Europa". La clave, según la alero ovetense, es la exigencia: "Recuerdo que después de ganar en Lille un partido difícil, todavía en la pista, nos dijeron que a las 6 de la mañana teníamos que estar en el gimnasio del hotel. Yo pensé que era una broma, pero no. A las 6 de la mañana, antes de salir para el aeropuerto, nos entrenamos".

Ángela Salvadores señala al culpable: "Roberto Íñiguez nos ha intentado llevar siempre al límite, cada detalle cuenta para él. Por ejemplo, me acuerdo de que un día estaba estirando en un entrenamiento y me dijo: "Ángela, hazlo bien, quiero que hagas perfecto hasta el calentamiento". Así es como hemos conseguido esto, con trabajo, humildad y confianza". Salvadores no quiere olvidarse de los ayudantes de Íñiguez en Sopron, "parte fundamental en esto", como Carlos Cantero (entrenador ayudante, Alberto Pacheco (preparador físico) y Ángel López (fisioterapeuta).

Ahora queda rematar esta gran temporada con una buena final a 4, que pasaría por ganar mañana viernes (20 horas) en el City Arena de Sopron al Yaking Dogu de Estambul en semifinales. Según Salvadores, "los otros tres equipos son económicamente más potentes que nosotros y tienen a las mejores jugadoras del mundo. Entre ellas destaca el Ekaterimburgo, con Maya Moore o Alba Torrens. También el Kursk ruso y nuestro rival, pero si hemos llegado hasta aquí es por algo. No tenemos nada que perder y jugamos en casa".

Salvadores, que en la Euroliga promedia 20,9 minutos, 6,9 puntos, 2,3 rebotes y 2,1 asistencias, quiere por encima de todo disfrutar del acontecimiento, apoyada por su madre, Ángeles Álvarez, y su hermano pequeño, Jorge: "Al jugarse aquí, en Sopron, va a ser todavía más emocionante si cabe. La ciudad va a estar a tope de gente. El Ekaterimburgo ha reservado un hotel entero para sus aficionados. Y, por supuesto, nuestra gente, que ha estado ahí todo el año, se va a volcar".