Para Javi Porrón (Oviedo, 13 de junio de 1987) el sábado fue un día muy triste, ya que en Lezama Lezamase cerró un círculo que él había contribuido a abrir decisivamente con el ascenso del Lealtad a Segunda B en 2015. El guardameta ha sido pieza clave en las cuatro temporadas del equipo en la categoría y, probablemente, sus problemas de lesiones han influido en el desenlace de la temporada. "Es difícil buscar una sola causa", señala él en su primera reacción.

Javi Porrón lamentó que el descenso llegase acompañado por el 8-0 recibido por el Lealtad frente al Athletic B. Fue el colofón a una temporada que se torció casi desde el principio: "Como ganamos el primer partido parecía que todo iba a ir bien, pero a partir de la décima jornada se complicó todo". A esas alturas, Porrón se recuperaba de una grave lesión de rodilla que le tuvo de baja desde la quinta jornada hasta la última de la primera vuelta: "Llegué muy justín para jugar contra el Barakaldo, pero tuve que hacerlo porque estaba lesionado el otro portero".

El guardameta reconoce que su estado físico le limitó y acabó recayendo de la lesión: "Fue un calvario para mí y para el equipo". Pero hubo más cosas que llevaron al descenso: "Es difícil buscar una sola causa. Se marcharon jugadores importantes, tanto en el campo como en el vestuario, y llegó mucha gente nueva. Nos faltó ese grado de competitividad defensiva de otras temporadas cuando teníamos ocho futbolistas que jugábamos de memoria. Además, nadie pudo aportar los 16 goles de David".

Al margen de su lesión, Javi Porrón lamentó la de clavícula de Jorge, otro jugador llamado a marcar diferentes. El guardameta considera que el Lealtad aún podría estar luchando por la permanencia con varios puntos que se escaparon in extremis ante rivales directos, por ejemplo con los tres penalties fallados en el minuto 90.

A la hora de hacer un balance de sus siete temporadas en el Lealtad, Javi Porrón se queda con la campaña del ascenso y la siguiente, cuando consiguieron una permanencia en Segunda B al límite. Asegura que estuvo muy a gusto tanto con Javier Rozada como con Roberto Aguirre como entrenadores y ahora se toma unos días para decidir su futuro: "No me voy a marchar a ningún lado para jugar en Segunda B y podría seguir encantado en Tercera con el Lealtad. Lo más importante para mí ahora es poner a tono la rodilla porque no estoy al cien por ciento. También influye el trabajo que tengo aquí. Verme bien físicamente será clave para seguir".