Al menos una alegría final para un Caudal de Mieres que sufrió mucho esta temporada. El colista, tras quince derrotas seguidas a domicilio, logró su segundo triunfo lejos del Hermanos Antuña y el tercero de la temporada. Apenas encontró rival en Amorebieta, donde en todo momento mostró mayor intensidad para firmar un esclarecedor cero a cuatro que deja al equipo definitivamente con 19 puntos y en una última posición ya asegurada desde hace bastantes semanas. Eso sí, no deja de ser curioso y anecdótico que un colista ya descendido y que no ganaba un encuentro de Liga desde el 24 de septiembre en Las Gaunas, la prehistoria si hablamos de una Liga, se destape en el último encuentro con semejante recital a domicilio. Al menos, el sabor de boca que dejan los mierenses en la categoría de bronce no es tan amargo.

La primera mitad fue de claro control y dominio por parte de los jugadores de Josu Uribe. Desde el inicio mostraron una intensidad mayor que su rival en todas las acciones, y durante bastante tiempo exhibieron un fútbol atractivo y vistoso. A pesar de alguna aproximación peligrosa del Amorebieta, incluido un cabezazo de Jon Ander desviado al saque de un córner, las mejores oportunidades fueron para el cuadro visitante. Justo en el ecuador del primer periodo, Jandrín aprovechó un buen desmarque para recibir un balón en largo y definir con mucha frialdad y clase ante Tena.

El cero a uno era un hecho, y lejos de conformarse, los asturianos mantuvieron sus prestaciones y acumularon oportunidades de abrir una mayor brecha. Iker Alegre, Camochu y Niko amenazaban con claras opciones, pero no fue hasta el minuto 37 cuando se acabó de concretar el cero a dos en el marcador. Borja Prieto, en un disparo bastante extraño, medio "picudo", culminó enviando a las mallas un magnífico servicio de Cristian para sellar con 0-2 unos 45 minutos ciertamente destacables, tanto en intensidad como en fútbol, por parte del Caudal de Mieres.

En la segunda mitad, a pesar de un inicio esperanzador de la escuadra local, un tanto del ruso Niko Abeladze, el primero de esta temporada, permitió solucionar, a falta de algo más de media hora, el encuentro. Cero a tres, seguía el recital astur.

A partir de entonces, el partido disminuyó en su ritmo, y mientras un acertado Sergio solucionaba los intentos del conjunto vizcaíno de por al menos conseguir el tanto de la honrilla. Seguía tocando bien el esférico en la medular el Caudal de Mieres, mucho más metido en el partido que su rival. Ya en la última acción del partido, una nueva contra de los asturianos acabaría con el tanto del recién incorporado Borja Navarro para finiquitar una victoria que llega muy tarde.

Cuatro goles a domicilio, un póker que en otra circunstancia se podía catalogar de histórico, pero que a estas alturas y con esta tesitura clasificatoria parece una broma del destino. Digno adiós a Segunda B.