Gijón demostró ayer por qué es una de las ciudades más dog-friendly del país y uno de los municipios con más perros censados de España, con más de 80.000 canes. Trescientos cincuenta de ellos, acompañados de más de cuatrocientos dueños, no quisieron perderse la primera edición de la carrera Can We Run, patrocinada por LA NUEVA ESPAÑA y celebrada en la villa de Jovellanos, primera parada de un circuito que se extenderá a otras ciudades como Vigo, Málaga, Alicante o Mallorca. Un éxito total de asistencia que se reflejó en unas inscripciones que tuvieron que verse ampliadas de las 350 plazas abiertas en un primer momento.

El evento, celebrado en el parque fluvial de Viesques, no pudo comenzar con más energía, con la prueba "runner", en la que mascotas y dueños tenían que completar un trazado de 4 kilómetros de longitud. El primer binomio en lograrlo, con un espectacular tiempo de 12 minutos y 10 segundos, fue el formado por Alberto Ferrera y su perro "Dexter", un braco de weimar de dos años y medio. "Esto es lo más bonito que puedes vivir con un perro", aseguró Ferrera, "crea un vínculo inmenso entre can y amo y sirve como motivación: los días que no quieres salir a entrenar, él te lo pide", aseveró el vencedor, habitual de estas pruebas y miembro del Club Mushing Astur Torrecerredo y que alabó la iniciativa porque "hacen falta más pruebas como estas en Asturias".

En segunda posición, tras 13 minutos de carrera, cruzaron la línea Javier García y "Koe", otro braco de weimar. "Es una sensación extraordinaria, espectacular; cuando ve un perro delante, tira muchísimo, va a por él", enfatizó. Para García, "estos eventos son importantes también para que la gente se conciencie de la necesidad de cuidar a los perros y del comportamiento que tienen que tener en la vía pública".

La segunda de las pruebas, la "marcha", se conformó como un paseo dominical en el que mayores, niños, e incluso familias al completo, realizaron el recorrido, de 2 kilómetros, acompañados de sus mascotas. Fue el caso de José Miguel Martínez, Nieves Martínez y sus hijas, Adriana y Luján, quienes acudieron en compañía de su perrita "Nala", un caniche toy de cuatro años que cambió su blanco radiante por el marrón del barro del circuito. "Fue una experiencia muy buena, un día distinto en familia", enfatizaron los participantes, "la que mejor lo pasó fue Nala, que no paró en todo el tiempo. Ahora una buena ducha para limpiarla", bromearon sonriendo. Porque ni el barro pudo evitar que perros y dueños pasaran ayer un domingo "espectacular".

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- Can We Run Gijón