Olviden todo lo que saben de las carreras. Las 24 Horas de Le Mans, que arrancan hoy a las 15 horas (Eurosport y DMax), son distintas a todo lo demás: aquí no siempre gana el más rápido o el más fino al volante. El año pasado, un equipo de la segunda categoría, la LMP2, estuvo a punto de llevarse el triunfo absoluto por un cúmulo de accidentes y averías. En una prueba tan larga, con tantas variables, cualquier curva puede ser la última. Pero, del mismo modo, también hay margen para recuperar la posición tras un percance. Le Mans da segundas oportunidades a quien tenga arrestos y consistencia.
Para Fernando Alonso, el reto que afronta este fin de semana en el circuito de La Sarthe es mayúsculo (su equipo , Toyota, saldrá desde la pole). Su triunfo en las 6 Horas de Spa demostró que está capacitado para competir en Resistencia, pero Le Mans es otra cosa: una carrera cuatro veces más larga, mucho más exigente y competida, definitivamente singular. Una prueba de supervivencia en la que el piloto asturiano no depende exclusivamente de sí mismo para salir airoso. Estas son algunas de las claves que tendrá que manejar para lograr el triunfo.
Tráfico. En las 24 Horas de Le Mans compiten, al mismo tiempo, coches de hasta cuatro categorías distintas. Alonso competirá en la LMP1, la superior, de la que habrá de salir el ganador absoluto de la prueba. Hay otras tres: LMP2, GTE Pro y GTE Am. En esta última compiten los "Gentleman drivers", pilotos amateur, cuya presencia también es obligada en los LMP2.
Toyota. Alonso cuenta con un gran coche para afrontar la prueba, probablemente el mejor de la parrilla. Tras la retirada de la LMP1 de Porsche, dominador en Le Mans los tres últimos años y que en esta edición competirá en LMP2, todo parece indicar que será el año de Toyota. La compañía nipona lleva un coche espléndido, ese TS050 Hybrid, que sólo debería encontrar resistencia en los Rebellion y los SMP. Claro que el de Alonso no es el único Toyota en liza.
Repostajes. El Toyota se ha mostrado como un coche eficiente y veloz, pero su auténtica fuerza es un evolucionado motor híbrido que le permite alargar los repostajes y, al tiempo, hacerlos más cortos. Se estima que el Toyota tendrá que repostar cada once vueltas al circuito (de 13,6 kilómetros), mientras que sus rivales precisarán hacerlo cada diez, echando además una mayor carga de combustible. Pero los poderes de Toyota no se acaban ahí: la pole conseguida por el equipo de Alonso demuestra que el TS050 Hybrid es, además, un coche rápido.
Cansancio. Quizás el gran rival de los pilotos sea el cansancio acumulado. 24 Horas en Le Mans son, literalmente, "molto longas", y la falta de un sueño adecuado se nota en el tramo final de la prueba. La forma física de los pilotos será determinante en ese momento, como también su experiencia y la adecuada gestión, durante toda la prueba, de los intervalos de descanso. Cada coche sólo puede contar con tres pilotos, y cada uno de ellos puede conducir como máximo cuatro horas seguidas, hasta un total de catorce.
Equipo. Si la consistencia del vehículo y los pilotos son fundamentales, la cohesión dentro del equipo también lo es. En Le Mans se hace bueno el dicho de que toda cadena es tan fuerte como su eslabón más débil. Alonso estará flanqueado en la prueba por dos pilotos muy diferentes entre sí. Sebastien Buemi, con experiencia en la Fórmula Uno y que ya sabe lo que es ganar el Mundial de Resistencia, aunque no ha logrado la victoria en Le Mans. Muy consistente, es un piloto que querría cualquier equipo en liza. Kazuki Nakajima, también con experiencia en la Fórmula Uno, es menos constante, aunque más rápido: la pole lograda por el equipo lleva su firma.
