Argentina, vigente subcampeona mundial, abre hoy su participación en Rusia con un partido peligroso frente a Islandia, la sensación del fútbol europeo los últimos años que afronta la primera participación de su historia en un Mundial. Cuatro años después de que un gol en la prórroga del alemán Mario Götze le apartara de la gloria, Argentina vuelve a abrir su sueño de la tercera estrella mundial, emulando sus ya lejanos éxitos de 1978 y 1986. Para ello se encomienda a Leo Messi que podría estar ante su última oportunidad de emular a Maradona y levantar una Copa del Mundo, su gran asignatura pendiente. El crack de Barcelona ha estado demasiado solo en muchas ocasiones y sabe que necesita más ayuda de sus compañeros para lograr levantar la copa. "No veo que sea el último Mundial de Messi", dijo ayer Sampaoli, seleccionador argentino.

No han sido buenos los resultados en los últimos tiempos de la albiceleste, que sufrió hasta el final para sacar billete en la fase de Sudamérica, donde apenas marcó 19 goles en 18 partidos, la cifra más baja de una selección clasificada en el continente desde que se instauró el actual sistema de grupos en los años noventa. La dura goleada sufrida ante España (6-1) hace menos de tres meses tampoco ayudó precisamente. Jorge Sampaoli, que confirmó a Di María y Agüero como acompañantes de Messi, no podrá contar con los lesionados Sergio Romero y Manuel Lanzini, lesionados de importancia poco antes del Mundial, y se espera que el veterano Willy Caballero sea el portero titular en detrimento de Guzmán.

Por su parte, Islandia, la nación más pequeña clasificada para un Mundial en toda la historia del torneo, afronta llena de ilusión su debut en el torneo, dos años después de convertirse en la revelación de la Eurocopa de Francia, donde llegó a cuartos de final tras eliminar a Inglaterra, en una magnífica participación.