Como el Portugal-España llegó como llegó, y pasaron tantas cosas extrañas durante los 90 minutos, la selección ahora dirigida por Fernando Hierro sólo quiere un baño de normalidad en el partido frente a Irán. Es decir, que se cumpla la lógica y pueda demostrar la diferencia entre una de las mejores selecciones del mundo (España ocupaba el décimo puesto del último ranking FIFA) y otra que nunca ha dejado huella en los mundiales, aunque actualmente es la número 37. Con cinco días de margen para calmar los ánimos y reflexionar sobre los errores que costaron dos puntos en el debut, el plan de Fernando Hierro pasa por dejar que los jugadores impongan su calidad.

"Me equivocaría si quisiera dar mi toque personal a la selección", insistió Hierro el pasado lunes en una chala con periodistas españoles en Krasnodar. Así que, tácticamente e incluso en la elección de jugadores, esta tarde España seguirá siendo la España de Lopetegui. Hierro quedó satisfecho en líneas generales del rendimiento del equipo frente a Portugal y ya ha dejado claro que la alineación frente a Irán seguirá empezando por De Gea. Lo que no aclaro es si seguirá por Nacho o, una vez restablecido de la lesión que sufrió en la final de la Liga de Campeones, entrará Carvajal en el lateral derecho.

La entidad y los planes del rival, que en teoría saldrá con un planteamiento defensivo, alimentan la posibilidad de un cambio por el carácter más ofensivo de Carvajal. De ahí en adelante parece claro que seguirán los mismos. Incluido Diego Costa, que con sus dos goles acalló, o al menos ha suavizado, las críticas por su falta de sintonía con el estilo de juego de la Roja y la fuerza de alternativas como Aspas y Rodrigo.

A priori, España tendrá que mentalizarse en Kazán un ejercicio de paciencia. Irán fue un equipo ultradefensivo frente a Marruecos y el plan le salió tan bien que, además de dejar su puerta a cero, logró la victoria en el tiempo añadido. Así que para hoy su seleccionador, Carlos Queiroz, podría doblar la apuesta, con dos líneas de cinco por delante de su guardameta y una sola referencia en ataque, Sardar Azmoun, que además jugará en casa porque pertenece al Rubin Kazán. Queiroz lo dejó muy claro en la víspera: "Si hubiera una poción mágica para parar a España, la compraría aunque costase un millón de dólares".

Dando por supuesto que la selección española acaparará la posesión del balón, más incluso que frente a Portugal (61-39 por ciento), la clave del partido estará en encontrar espacios en la tupida defensa iraní y la llegada de los jugadores de segunda línea para apoyar a Diego Costa. El hispanobrasileño tendrá difícil disponer de los espacios como los que disfrutó en la jugada que le permitió lograr el empate a uno, en un balón largo de Busquets que disputó con los dos centrales portugueses.

España empezará el partido frente a Irán conociendo el resultado del Portugal-Marruecos, que le servirá de referencia de cara a la última jornada. Si se impone la lógica y las dos favoritas sacan adelante sus compromisos, los dos primeros puestos del grupo podrían decidirse el lunes 25 por la diferencia de goles. Aunque los protagonistas no quieren hacer cuentas ni mirar más allá, en el horizonte aparecen unos octavos de final con Rusia o Uruguay como probables rivales. Hasta entonces, el empeño de Hierro y sus jugadores sigue siendo que la normalidad también se traslade al terreno de juego.