El sierense Pedro García lleva dos años trabajando en la cantera del club más puntero de Hong Kong, el Kitchee, pero ahora se lanza a un reto todavía más ambicioso en lo personal, el de ponerse al frente de un banquillo de la Primera División de la región asiática, el Pegasus, que la temporada pasada terminó en la tercera posición. "Es la primera vez que me pondré el frente de un equipo profesional, pero me siento preparado, si no, no hubiese dicho que sí. Nuestra Liga es pequeña, pero es un escaparate muy bueno para la Liga china. Sería algo así como la Segunda B española, pero con otros alicientes", explica el asturiano, que estará acompañado por el avilesino Manuel Crespo dentro del cuerpo técnico.

Esos alicientes son, por ejemplo, jugar la Champions asiática. En el Kichee lo ha vivido. "Además de ser el director de la cantera y el entrenador del filial, era el analista del primer equipo, que quedó campeón de Liga, logró el triplete las dos temporadas y jugó la Champions asiática. Además, el equipo ganó su primer partido de la historia en la competición continental", señala el poleso. Esas fueron las labores que durante dos años desarrolló en Hong Kong. "Conozco bien la liga y por eso creo que es el momento de dar este paso", sostiene el técnico.

Manuel Crespo, con el que estudió INEF en La Coruña, le acompaña desde hace un año. "Nos hicimos buenos amigos durante la carrera, siempre nos entendimos muy bien y por eso le llamé para que viniera conmigo a Hong Kong y ahora al nuevo equipo", explica García.

Fue algo parecido a lo que le ocurrió a él, aunque la región asiática no fue su primera parada. Tras entrenar a equipos pequeños en La Coruña, Pedro García se convirtió en ojeador del Real Madrid y les salió una opción para China. "Allí que me fui y luego a Australia", recuerda Pedro García. Allí conoció al catalán Josep Bombau, que entrenaba al Adelaida, y fue el que le invitó a acompañarle cuando fichó por el Kichee.

A sus 29 años, Pedro García ya ha firmado el contrato con el Pegasus y en un par de días vuelve a Hong Kong para empezar a trabajar. Lleva cinco años dando vueltas por el mundo. "No sé si echo de menos España, creo que sí, pero he estado muy a gusto y haciendo lo que me gusta, que eso no lo puede decir cualquiera. Entrenar en Europa sería un sueño cumplido y si puede ser en España, pues mejor", sentencia el técnico asturiano. Eso sí, no olvida a su familia ni que empezó en esto del fútbol como el Romanón. "Me fui a estudiar y a los 19 años ya estaba entrenando", comenta, mientras recuerda que Ángel Vales, su profesor en la Universidad, fue el que le abrió las puertas "de todo".

Hong Kong no le disgusta, ni mucho menos: "Es una ciudad impresionante". Con sus jugadores se entiende en inglés, aunque afirma que ya chapurrea alguna palabra en cantonés, sobre todo cuando tiene que ver con el fútbol. "En los equipos de Primera la mayoría son jugadores de Hong Kong, de hecho, sólo nos dejan fichar a seis extranjeros", explica. En las filas del Pegasus contará con un japonés, un australiano, un africano, dos brasileños y un búlgaro. Ahora también, el Pegasus tendrá dos asturianos.