Es lo que tiene el deporte, y así hay que entenderlo. En el fútbol la posesión y el dominio no garantizan la victoria, ni en automovilismo puntúan siempre los coches que más corren. Que se lo digan a la España de Fernando Hierro, dominadora insulsa, o al McLaren de Fernando Alonso. Y mientras la Roja caía ayer ante Rusia rozando un ochenta por ciento de posesión, quintuplicando en pases al rival, el asturiano lograba desde la nada un majestuoso octavo puesto en Spielberg. De menos que de la nada. Saliendo último y desde el garaje, con un alerón delantero que el equipo desempolvó del trastero pues los de esta temporada los habían destrozado entre el viernes y el sábado en los traicioneros pianos del circuito austríaco, el bicampeón asturiano pescó en el río revuelto de una carrera apasionante, plena de adelantamientos, incidentes y alternancias. Una carrera ganada con autoridad por ese genio llamado Max Verstappen (Red Bull), que acabó acompañado en el podio por los ferraristas Raikkonen y Vettel, quien así accede al liderato de la general por tercera vez esta temporada. ¿Y los Mercedes? Cosas del deporte, de sus grandezas y de sus miserias. Un problema hidráulico dejaba tirado a Bottas en el giro decimotercero cuando era segundo tras Hamilton, y uno en la bomba de gasolina ponía fin por adelantado a la carrera del británico a ocho vueltas de la conclusión. Un doble abandono precisamente al tiempo que la escudería germana confirmaba a sus dos pilotos para la próxima campaña.

¿Y Alonso? Pues no es sencillo entender ese octavo puesto final suyo sin haber visto la carrera. Porque el ovetense, que debía ocupar la decimotercera plaza en la parrilla, salió finalmente desde el garaje pues hubo que cambiar el alerón delantero de su monoplaza, dañado en la sesión de clasificación. Pero es que, además, al equipo no le quedaban ya piezas de la última hornada y tuvieron que recuperar las de inicio de temporada, aparcadas y olvidadas en un rincón. Con todo ello, las opciones de que Alonso pudieran puntuar, máxime tras ver el rendimiento del McLaren en las tres últimas carreras, con tres abandonos consecutivos, se podían estimar entre cero? y ninguna. Pero esto es deporte, y el asturiano es de los que siempre cumplen cuando se trata de trabajar en la oficina. Más cuando la carrera se altera, cuando los neumáticos provocan cambios inesperados en los rendimientos y cuando se trata de pescar en río revuelto.

El McLaren da para lo que da, que es muy poco. Pero suficiente para que desde la última plaza del pelotón superara Fernando Alonso en pista a siete de sus competidores. A su compañero Vandoorne, a los Williams de Stroll y Sirotkin, al Renault de Carlos Sainz, a los Sauber de Ericson y Lecrec, y al Toro Rosso de Gasley. Siete adelantamientos que vinieron acompañados de otros cinco "gratis" gracias a los abandonos de los Mercedes de Hamilton y Bottas, del Red Bull de Ricciardo, del Renault de Hulkenberg y del Toro Rosso de Harley, todos ellos rodando por delante del ovetense cuando quedaban aparcados en un lateral del circuito.

¿Suerte? Sí, porque sin ese punto de fortuna no puede explicarse que un McLaren que salía último acabe octavo. Pero también temple y acierto del piloto. Y una magnífica gestión de los neumáticos, destrozados por el continuo pase de los monoplazas por unos pianos traicioneros como en ningún otro circuito. Un octavo puesto en Spielberg, cuatro puntos sacados de la más absoluta miseria, que le valen al ovetense para mantener también la octava plaza del campeonato cuando tiene doce, catorce o dieciséis coches más potentes que el suyo en la parrilla. En resumen: un lujo de piloto que ayer se puso el mono de picador para sacar cuatro puntos de la mina. Trabajo serio. Para divertirse ya se sube al Toyota en el Mundial de Resistencia.

P rimer triunfo de Verstappen. Red Bull ganó en su casa. Cruz primero para los energéticos con el abandono de Ricciardo, pero cara alegre final con la victoria de Verstappen, la primera de la temporada de este genio que empieza a templar sus magníficas condiciones. Una victoria facilitada, claro, por el doble abandono de los Mercedes, penalizado además Hamilton por un tremendo fallo de sus ingenieros que no aprovecharon el coche de seguridad provocado precisamente por el abandono de su compañero Bottas para realizar el cambio de neumáticos. Ahí perdieron la carrera, pero lo peor fue el abandono del inglés cuando era cuarto a ocho vueltas del final por un problema en la bomba de la gasolina. Primer cero para él de la temporada (primer abandono en dos años, desde Malasia en 2016) y Vettel, el único ya que ha puntuado en todas las careras disputadas este año, que recupera el liderato con su tercera plaza? pues en Ferrari no se atrevieron a pedir a Raikkonen, que no tiene el futuro garantizado, que le dejara pasar.

Por cierto, con la magnífica cuarta plaza lograda por Grosjean (Haas) ya sólo queda un piloto por puntuar esta temporada: Sergey Sirotkin. Pero en Williams necesitan más los millones que aporta el ruso en patrocinios que los resultados que pueda conseguir.

Cita en Silverstone. El "Circo" no se detiene y cruza el canal para desembarcar el próximo domingo en Silverstone. McLaren corre en casa, pero no hay motivos de esperanza para la gente de Woking. La cuarta plaza ayer de Fernando Alonso no puede ni debe ocultar las miserias de un monoplaza de aerodinámica fracasada. Eso sí, si el río se revuelve el mejor pescador puede sacar ganancia. Como en Spielberg.