La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Descargas eléctricas y pliegue de cañas

Con las tormentas los pescadores abandonan el río, porque la fibra de carbono es un buen conductor de la electricidad

José Manuel Crespo, con sus cañas de fibra de carbono. J. M. C.

¡Lo que le faltaba a la campaña salmonera del actual 2018! A la escasez de peces, altos niveles de agua y turbiedad más habitual de lo normal en ríos como el Piloña -reincidente una vez más-, se han sumado las tormentas con aparato eléctrico que obligaron a plegar cañas.

Eso aconteció el pasado fin de semana en varios puntos de la cuenca del Sella, dado el feo panorama meteorológico que se avecinaba a los más madrugadores ribereños y deportistas, propiciando una gran desbandada por la adversa meteorología con rayos y truenos. "Vale más la vida mía que todos los salmones que hay en el ríu". Así se expresaba con su característico gracejo el sábado pasado, 29 de junio, calado hasta los huesos, José Manuel Sánchez Crespo, conocido por "Lolo, el zapateru", tras la tormenta que cayó sobre la comarca suroriental, desembocando en el abandono de la pesca por unas horas, hasta que amainó. Y es que las modernas cañas de material de fibra de carbono -utilizadas por la mayoría de los pescadores- pasan por ser muy buen conductor de la electricidad. Dicho esto, no trato de ser para nada alarmista. Sea como fuere, "Lolo, el zapateru", precavido como el que más en cuanto hizo su presencia la fuerte descarga eléctrica, sería uno de los protagonistas del fin de semana en el río Sella y más concretamente en el lance de "La Escrita": echó a tierra un salmón de 5,720 kilos de peso, en la jornada del viernes; y otro de 4,300 kilogramos, éste el sábado, ambos capturados, lógicamente, a mosca. Otro ribereño destacado vino a ser el parragués Javier Gutiérrez Cuadriello, de la saga de "Los Barqueros", estrenándose en la presente temporada con un ejemplar de 2,550 kilogramos, en L'Alisu.

Por lo demás, sumidos en el atípico verano, lo poco positivo que se puede comentar es la campaña de limpieza de riberas iniciada esta misma semana por operarios del ayuntamiento de Parres, centrada en los río Sella, Piloña y Chico. Digno de elogio son esas actuaciones de mejora y acondicionamiento, pese a las escasas o nulas ayudas recibidas de otros organismos. Ya va siendo hora de concienciarse en velar por nuestros ríos. Por cierto, no me olvido de aquel colectivo defensor a ultranza del lema "Sella Vivo".

Enfilados hacia las últimas jornadas de pesca tradicional -culmina el próximo 15 de julio, dado que del 16 al 31 de julio sólo se permitirá la modalidad de pesca sin muerte, únicamente con mosca artificial y con cola de rata-, cabe reseñar el contenido optimismo de algunos ribereños que han visto remontar algunos piños de añales por el curso medio/alto de la cuenca del Sella. Sin duda, un buen síntoma cara a los conteos de salmones que quedarán en el río una vez concluida la temporada.

Entre tanto, el colectivo de pescadores "El Esmerillón", capitaneado por Antón Caldevilla, tiene programada para hoy, jueves, una nueva suelta de alevines de trucha y reo, la segunda tras la desarrollada hace escasas fechas en el Sella (La Dehesa), procedentes del centro de la piscifactoría que gestionan en Romillu (Parres), aunque en esta oportunidad será en la cuenca del Cares, la más oriental del Principado de Asturias, donde se verterán entre 20.000 y 25.000 alevines.

Compartir el artículo

stats