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Lucho tiene la fórmula

Luis Enrique afronta su segunda operación de ingeniería genética en la selección tras renovar el ADN del Barcelona

Lucho tiene la fórmula

Luis Enrique vuelve a enfrentarse a una operación de ingeniería genética. Tras reformular el ADN del Barcelona del tiqui-taca, el gijonés llega, a sus 48 años, con la misión de transferir sangre nueva a España. Se trata de un entrenador de dos caras, según quien le mire. El personaje de Luis Enrique es inmenso en el fútbol nacional. Tiene sus críticos, quien le acusan de agresivo. Pero no le faltan sus defensores, quien le matizan como un hombre de carácter luchador.

En el Barcelona, como entrenador, mientras le llovían las críticas, Luis Enrique se dedicó a llenar de trofeos las vitrinas del club. En tres temporadas, sumó nueve títulos: dos Ligas, tres Copas del Rey, un Mundial de Clubes, una Supercopa de Europa y una Supercopa de España. Un palmarés a la altura de pocos, triplete incluido, aunque, le reprochan, fue de más a menos y dejó al equipo falto de intensidad.

Su trayectoria contrasta directamente con Fernando Hierro. Su antecesor, que se sentó en Rusia a mandar por necesidades de guión, llegó sin más experiencia que su año de entrenador en el Real Oviedo. Ahora, a sus 48 años, Luis Enrique ha sido el elegido por el nuevo presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales, un hombre con el que tiene en común su carácter.

En la selección su paso como jugador no fue baladí. Jugó 62 partidos y anotó 12 goles. Era jugador e hincha al mismo tiempo. Javier Clemente fue quien confió en él. Le alineó en varias demarcaciones. Con éxito en ambas bandas, -más defensivo en unas ocasiones y más atacante en otras- porque Lucho tuvo coraje y raza en sus 62 partidos internacionales. Una barbaridad de partidos para la década de los 90.

Luis Enrique estuvo en todas las guerras posibles hasta Corea y Japón, en 2002. Jugó tres Mundiales (Estados Unidos 1994, Francia 1998 y Corea y Japón 2002), así como la Eurocopa 1996 en Inglaterra.

Ganó, con España, el único título del que muchas generaciones pudieron presumir: el oro en Barcelona 92. Y pasó al imaginario colectivo de este país, en el Mundial de Estados Unidos, cuando Tassotti le voló la nariz en los cuartos de final contra Italia. El árbitro se lavó las manos. Y mientras se desangraba él y las aspiraciones de la selección, Luis Enrique le señalaba y le gritaba "hijo de puta".

Porque así es el técnico gijonés. Un tipo que no se calla. En el Barcelona, sus rajadas ante la prensa fueron constantes. "Si no os gusta mi estilo, me importa un bledo", llegó a decir. "Dicen que tengo canas, que estoy más desgastado, pero si os enseño una foto de vosotros hace tres años...", expresó antes de su salida. Su relación con el país también está en entredicho, en unos tiempos donde todo lo que procede de Cataluña se pone, por ciertos sectores, en cuarentena. "Los catalanes son la hostia, están mucho más adelantados a España. Las personas, la ciudad, son educados, allí seguiré", declaró a un medio especializado en ciclismo. En ese momento, el mundo se olvidó de que en 2015 expresó su deseo de comandar a la Roja.

En el plano futbolístico tendrá que emprender su particular revolución. Gerard Piqué, pilar en la zaga, manifestó hace mucho tiempo atrás que abandonaría la selección tras el Mundial de Rusia. Andrés Iniesta ya nunca se pondrá la camiseta de España. Por tanto, solo Jordi Alba habrá pasado por sus manos, siempre y cuando no decida llevar a uno los productos que llevan su firma personal: Sergi Roberto. Lo reconvirtió en lateral desde el centro del campo, cuando apuntaba a ser uno de tantos canteranos que no llegarían a lo más alto.

Luis Enrique se encontrará un vestuario muy blanco. Nacho, Carvajal, Lucas Vázquez, Asensio, Isco... la lista es grande. Desde luego a él lo madridista no le es ajeno. Como tampoco lo es para Rodrigo Moreno, y otros que aspiran a volver a su lista, como Morata o Marcos Alonso. Con esas cartas, tendrá la misión que se le encomendó a Julen Lopetegui: reemplazar el ciclo ganador de Vicente del Bosque y Luis Aragonés.

Para ello tendrá que transformar la aplastante posesión de los octavos contra Rusia en hechos. España dio más de mil pases pero nunca generó peligro, ni cuando el fracaso estuvo a punto de consumarse. El asturiano será quien haga debutar a España en la nueva Liga de Naciones de la UEFA donde jugará inicialmente ante Inglaterra y Croacia, dos combinados que están brillando en el Mundial de Rusia. El técnico gijonés debutará como seleccionador de España dentro de dos meses y en un escenario de nivel donde intentará alargar la racha que está en los 24 partidos invicto.

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