Compromiso, primera opción y operación sencilla. Estos son los tres pilares sobre los que se sustenta la llegada de Luis Enrique (Gijón, 8 de mayo de 1970) a la selección española para tratar de enderezar el rumbo de la Roja tras su fracaso en el Mundial de Rusia que comenzó con el despido de Julen Lopetegui, su antecesor, por haber firmado por el Real Madrid, y la elección de Fernando Hierro como entrenador accidental. Luis Enrique, que llevaba un año sabático tras dejar el Barcelona (también entrenó al filial azulgrana, a la Roma y al Celta, y como futbolista militó en el Sporting, Real Madrid y Barça), será presentado la próxima semana -puede que el jueves- y se compromete con la Federación Española para lo dos próximos años. De esta forma, y salvo descalabro u otra grave crisis institucional, Luis Enrique será el encargado de formar el equipo que jugará la Eurocopa de 2020.

Lucho, "Asturiano del mes" de abril de 1998 de LA NUEVA ESPAÑA, será el segundo técnico asturiano al frente de los destinos de la selección después del también gijonés Manolo Meana (1957-59), exjugador del Sporting, exentrenador rojiblanco, del Oviedo y director de la Ciudad Deportiva del Real Madrid. Luis Enrique se estrenará en el cargo en la Liga de las Naciones en Wembley frente a Inglaterra el próximo 8 de septiembre. Y junto a él su equipo de siempre: Unzué (segundo entrenador) y Rafael Pol (preparador físico), además del psicólogo ovetense Joaquín Valdés.

El anunció del fichaje de Luis Enrique lo realizó ayer Luis Rubiales, presidente de la Federación Española. Uno de los aspectos que más quiso resaltar el mandatario sobre el técnico asturiano fue su "compromiso" con la selección. "Hablé la semana pasada con él y fue relativamente sencillo porque él quería ser seleccionador. Ha tenido ofertas tremendamente importantes. Económicamente para nosotros era imposible llegar a esos números, así que quiero poner en valor que haya puesto de su parte, porque si no, habría sido imposible", aseguró. Rubiales se refería así a los contactos que varios clubes, muchos de ellos de la Premier inglesa, especialmente el Arsenal y el Chelsea, han mantenido con el asturiano. Pero las exigencias económicas del entrenador -aseguran que para ser el sustituyo de Arsène Wenger pidió un salario de 17 millones- frenaron cualquier posibilidad de ver a Luis Enrique en Inglaterra.

Rubiales explicó que en el contrato por dos años del nuevo seleccionador no habrá cláusula de rescisión, el sistema que iba a utilizar Lopetegui para dejar la Roja -era de dos millones de euros- antes de ser despedido por "desleal". "Lo que sí tiene, tanto Luis Enrique como nosotros, es una cláusula de penalización en caso de ruptura de contrato, algo bastante habitual en estos casos", descubrió Rubiales. "Entendemos que con cualquier seleccionador que quiera salir necesitamos hablar nosotros y estableciendo esa cláusula nos lo impide", añadió. Rubiales afirmó que la única opción en la que pensaba para el banquillo de la Roja era la de Luis Enrique, a pesar de que se barajaron nombres como el de Míchel, Quique Sánchez Flores, Setién o Marcelino. "No hemos hablado con nadie más, sólo con Luis Enrique. Fue relativamente sencillo porque él quería ser seleccionador nacional", aseveró. Rubiales, según su versión, no consultó la contratación del nuevo seleccionador con los jugadores puesto que es la "junta directiva es la primera que debe conocer el tema".

El presidente de la Federación no pudo ocultar las complicadas relaciones de Luis Enrique con el entorno, sobre todo con la prensa, con la que nunca se ha llevado bien y con la que ha tenido roces muy desagradables. "Obviamente, no vivimos en una burbuja y sabemos que Luis Enrique es una persona con carácter y que ha tenido algunas cuestiones con la prensa, pero intentaremos llevarnos todos bien. Esperamos que el ambiente interno sea el mejor y el externo también, y que las relaciones, aunque sean escasas, sean las mejores posibles", sentenció.