Llega el momento que todo aficionado al fútbol lleva esperando desde hace cuatro años. Francia y Croacia cerrarán esta edición de la Copa del Mundo en una final inédita y totalmente inesperada (17.00 horas, Telecinco).

El equipo francés es el favorito en las apuestas de manera destacada, pero su seleccionador Didier Deschamps, que busca ser el tercer hombre en ganar el Mundial como jugador y como entrenador tras el brasileño Mario Zagallo y el alemán Franz Beckenbauer, no se fía de un conjunto croata liderado por un Luka Modric del que se deshace en elogios: "Tiene una gran influencia en el juego de su equipo, no como otros como Hazard o Messi, que lo hacen desde acciones individuales. Modric, además de marcar, asiste a sus compañeros". Para sus jóvenes pupilos pide "serenidad, confianza y concentración", esperando que hayan aprendido de la derrota ante Portugal en la pasada Eurocopa donde Francia, en su casa, era la gran favorita y terminó perdiendo (0-1). Liderado por Antoine Griezmann y Kylian Mbappé, el combinado galo quiere emular a los Zinédine Zidane, Thierry Henry o Laurent Blanc que ganaron en la final del Mundial del 1998 en París a Brasil por 3 a 0. Para ello, basarán su juego en su mayor potencia física, fuerza y velocidad.

En frente tendrán a la gran sorpresa del campeonato y quizás de toda la historia de los Mundiales, un país como Croacia, con poco más de cuatro millones de habitantes, ha mejorado su mejor resultado en una cita mundialista tras el conseguido, casualmente, también en el Mundial del 98. Suker y compañía cayeron en semifinales contra Francia por 2 a 1 y acabaron con la medalla de bronce, ganando a Holanda en el partido por el tercer puesto.

El recorrido de la selección balcánica hasta la final se podría definir, como poco, de intenso y sufrido tras haber llegado a la prórroga en todos sus encuentros eliminatorios, lo que significa que los jugadores croatas llevan en su pierna muchos más minutos encima, algo que su seleccionador Zlatko Dalic considera secundario ante la importancia de la cita. "Es verdad que no llegamos a la final del Mundial en unas condiciones normales. Tenemos algo de cansancio, algunas lesiones, pero no nos vamos a rendir y ya vamos a tope. Nos queda un partido y no vamos a parar", señala Dalic.

Esta generación de oro croata está ante su gran oportunidad y la veteranía de alguno de sus puntales como Modric (32 años), Rakitic (30) o Manduzkic (32) invita a pensar que esta final vaya a ser la última gran competición a la que lleguen todos ellos en su mejor versión.

Gane o pierda, Croacia se ha ganado el corazón y el respeto de buena parte del planeta fútbol y su participación en Rusia será difícil de olvidar. Sea Francia o Croacia la vencedora, ambas selecciones son justas finalistas y darán un gran espectáculo en la final de uno de los Mundiales más imprevisibles de la historia.