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Francia gobierna con su fórmula

Los galos repiten la receta que les hizo acreedores del título en 1998: un combinado - de músculo, multicultural y eléctrico - La sensación es que tienen recorrido: Mbappé lidera el futuro de la selección - campeona más joven desde Brasil en 1970

Sobre estas líneas, Mbappé se marcha en carrera de Strinic y Rakitic. AFP

Olivier Giroud, ariete de Francia, representa la esencia de la campeona. Él fue el 9 de Deschamps, disputó 546 minutos en el campeonato y no marcó. Ni siquiera tiró a puerta. Fue el hombre que fijaba a los centrales para que Griezmann y Mbappé pudieran improvisar a la carrera. La labor de Giroud recuerda a la Givarch, delantero de la Francia que fue campeona del mundo en el 98. Otro delantero romo, poco estético, que se fajaba con las defensas rivales. Porque la receta de la Francia que conquistó Moscú no dista tanto de la que logró su primera estrella hace 20 años en París. La fórmula es sencilla de explicar: granítico en defensa, eléctrico en ataque. Una roca.

Los triunfos de calado tienden a abrir debates en muchos casos innecesarios. Se proclama desde el domingo un nuevo orden en el fútbol mundial, basado en el fútbol físico francés, en la tela de araña tejida por Deschamps, como si el guion fuera aplicable a todos los conjuntos. El logro de los galos es haber sido fiel a su esencia, muy similar a la que le hizo campeón en el 98.

La contundente victoria ante Brasil (3-0) en la final de hace 20 años llegó con un equipo que se recitaba de memoria: Barthez; Thuram, Desailly, Leboeuf (Blanc había sido expulsado en semifinales), Lizarazu; Karembeu, Deschamps, Petit; Djorkaeff, Zidane y Givarch. El éxito de la integración. El conjunto de Jacquet combinaba la solidez de los Desailly (nacido en Ghana), Thuram (en Guadalupe) o Karembeu (en Nueva Caledonia y que no cantaba el himno), con la magia de los Djorkaeff (de origen armenio) y Zidane (con antecedentes argelinos). Solo 8 de los 22 convocados entonces eran franceses "puros". Un bloque de diversa procedencia con un funcionamiento preciso. Una selección mundial.

Deschamps, que comandaba aquel centro del campo, ha optado por recuperar ese viejo espíritu. Ahora que en España se debate sobre el estilo, Francia ha buscado el camino más eficaz: repetir aquello que sabe hacer mejor.

En el once del técnico puede verse esa amalgama de procedencias. El padre de Varane es oriundo de La Martinica. Umtiti nació en Camerún. Lucas Hernández tiene la nacionalidad española. Los padres de Pogba son guineanos. Los de Kanté, de Mali. Los de Matuidi, angoleños, escaparon al Congo y finalmente a Francia. El padre de Mbappé es de Camerún y la madre, de Argelia.

La propuesta futbolística también admite similitudes. La Francia del 98 crecía desde la defensa y tenía a Zidane como faro. La actual presenta una zaga tan sólida como aquella y la improvisación se deja en los pies de Griezmann. La media de edad de Francia en el Mundial ha sido de 25,5 años, la segunda más joven y es la campeona con menos años desde Brasil en 1970. La sensación es que hay cuerda para rato.

Mbappé ha irrumpido en el primer orden mundial a base de acelerones. Sin continuidad en su juego pero con estampidas que asustan. Solo Pelé (Mundial-58) marcó en una final siendo más joven. "Si Kylian continúa igualando mis récords voy a tener que desempolvar mis botas otra vez", escribió Pelé tras la final en Twitter. "El rey siempre será el rey", contestó Mbappé.

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