De un año a otro, Asturias volvió a perder presencia en lo más alto del fútbol español. De los seis representantes en Primera de la pasada temporada hemos pasado a cinco, aunque podría llegar a un sexto si el Girona tiene problemas en la portería. El gijonés José Aurelio Suárez, formado en la cantera del Barcelona, figura en la plantilla gerundense con el dorsal 30, a la sombra del guardameta titular, Bono, y del suplente, Gorka Iraizoz. Son pocos, pero -a la espera de la recuperación de Javi Fuego- todos a apuntan a la titularidad.

Adrián López ha vuelto al Oporto, mientras que Cristian Rivera y David Lombán -que la pasada temporada coincideron en el Éibar-, han tenido que descender un escalón. Las tres bajas apenas se compensan con dos incorporaciones, una de ellas de lujo: el paso adelante de Sergio Álvarez y el regreso de Santi Cazorla, que había tomado rumbo a la Premier League en 2012. Sólo repiten, por tanto, José Ángel y Jony, aunque el cangués apenas jugó media temporada en el Málaga antes de su cesión al Sporting.

Jony ha jugado todos los partidos como titular con el sorprendente Alavés; José Ángel se ha adueñado del lateral izquierdo del Éibar, donde Sergio Álvarez ha empezado a hacerse un hueco en la amplia nómina de centrocampistas de Mendilíbar; el entrenador del Villarreal, Javi Calleja, está tratando con mucho cuidado la vuelta de Santi Cazorla, después de casi dos años de inactividad. Le alineó como titular en los tres primeros partidos y ayer lo utitlizó como revulsivo en el derbi valenciano; pronto podría tener como escudero a Javi Fuego, un futbolista que Calleja pidió para dotar de equilibrio a su centro del campo.

La precariedad asturiana en el césped contrasta con el buen momento en los banquillos, con dos representantes como Marcelino García (Valencia) y Abelardo Fernández (Alavés). Aspira a acompañarlos, como ocurrió la pasada temporada, Manuel Ángel Muñiz, que se ha puesto al frente de un Málaga que ha iniciado la Liga con una solvencia indiscutible.