Sumó un gran punto el Sporting B en un campo difícil como es Anduva. Y lástima, ya que Neftalí marró un penalti en el arranque de la segunda parte (lo paró Limones) que podría haber sido el 0-2. Pedro adelantó a los guajes en el primer acto, que no pudo concluir ya que se lesionó, y después un ex como Claudio ponía las tablas en una reanudación que fue de acoso y derribo rojillo, con gran trabajo defensivo astur.

La primera llegada del Sporting B supuso la sorpresa. Rúper se lió con la pelota, se la robó Pedro Díaz, que encaró a Limones y definió con calidad junto al palo. Al Mirandés le costaba superar la línea de presión de un Sporting B muy firme y bien posicionado en la defensa. Y en un nuevo error en la salida de balón local era Neftalí el que perdonaba el cero a dos, con cierto runrún en la grada de Anduva.

Pedro Díaz tenía que retirarse en los visitantes, lesionado, dejando su sitio a Ramón Riego, acabando el primer acto con el control rojillo pero con el mando del Sporting B en el marcador.

Y en la primera jugada de la segunda parte, Neftalí le ganaba la espalda a la zaga local, claramente derribado en el área por Odei. Neftalí lanzaba y Limones respondía con un paradón, salvando el cero a dos.

El empate llegó a 25 minutos del final cuando Claudio -no hay peor cuña que la de la misma madera- conectaba con la testa tras una estupenda acción de Álvaro Rey. Con el uno a uno, se intensificaba el acoso de los de Borja Jiménez en asedio constante al Sporting.

La fortuna se alió con los chicos de Mareo en un testarazo de Sergio a la salida de un córner que se estampaba en el travesaño a diez minutos del noventa. Acoso absoluto del equipo local en los catorce minutos, añadido incluido, que quedaron desde ahí hasta el pitido final, con la más clara para Claudio ya tres sobre el noventa, pero su remate se estrelló en el lateral de la red. Recompensa final para un Sporting B muy sólido y firme.