Pocas derrotas (77-82) les van a doler menos al Liberbank Oviedo Baloncesto que la que sufrió ayer ante el Bilbao en un abarrotado polideportivo de Pumarín tras una prórroga. El equipo del debutante Javi Rodríguez, con las bajas de Josep Puerto y Jakstas, luchó hasta el último balón por llevarse el partido ante un Bilbao (donde debutaba Alex Mumbrú como entrenador) que tuvo que emplear a fondo a su potente plantilla para derribar a un equipo con carácter y al que se le vieron mimbres para rendir a buen nivel este curso.

Quizá le faltó frescura al conjunto ovetense para ejecutar mejor las últimas acciones del partido, cuando a falta de dos minutos ganaba por uno (77-76) y tenía balón. Una pérdida de Víctor Pérez que propició una canasta al contraataque de Javi Salgado y, posteriormente, Oliver Arteaga cometió falta por tres segundos en la zona. Ahí se les escaparon casi todas la opciones de llevarse un partido que podía haber caído de cualquiera de los dos lados.

Ni un pero se le puede poner al trabajo realizado por los hombres de Javi Rodríguez y así lo reconoció el público local y visitante con una ovación. Los de casa, fastidiados por la derrota, salieron algo menos enfadados conscientes de haber visto un gran espectáculo y sabedores de que el de ayer es el camino adecuado para que las victorias vayan llegando y el equipo puede vivir una temporada más en la zona alta de la clasificación.

Los de Javi Rodríguez salieron al partido con la mentalidad que requería un choque así. Las ausencias de Puerto y Jakstas obligaron al Oviedo a salir con un equipo pequeño, con dos escoltas como Víctor Pérez y Davis Geks ocupando las posiciones de alero y escolta. El resultado fue el soñado y los locales empezaron anotando con facilidad desde la línea de tres. Cinco triples seguidos (dos de Geks y tres de Nuutinen) pusieron el marcador en un prometedor 15-9 a 3.20 de acabar el primer parcial.

Bilbao, desafortunado desde el tiro exterior (acabaron con 3 de 19 en triples), supo contrarrestar el juego exterior de los locales jugando mucho con sus hombres interiores, sobre todo con Kevin Larsen en la primera mitad. La lucha se mantuvo equilibrada hasta el descanso. Un lejanísimo triple del visitante Jaylon Brown sobre la bocina puso el 43-40 antes de irse a los vestuarios.

Daba la sensación que el Bilbao Basket podía poner una marcha más, con jugadores tan determinantes como Ben Lammers, Javi Salgado o Thomas Schreiner. Y lo hizo. Pero el Liberbank Oviedo fue capaz de mantener el pulso, defender con inteligencia y actitud y mover bien el balón en ataque para encontrar o bien a sus tiradores exteriores o bien a Oliver Arteaga en la pintura.

Al último cuarto se llegó con ventaja visitante (58-60) y fue en los primeros compases cuando el Bilbao Basket tuvo la oportunidad de irse en el marcador. Tres triples seguidos errados por los ovetenses dieron seis puntos de ventaja (60-66) al Bilbao y obligaron a Javi Rodríguez a pedir un tiempo muerto. Se mantuvo esa renta estable hasta que Matti Nuutinen, el mejor del Oviedo, metió su cuarto triple del partido y acercó a los suyos a tres puntos (69-72) a 2.21 para e final.

Ahí entró en juego Pumarín con toda su energía. El “fortín” se volcó con un equipo que se estaba dejando la piel por ganar a todo un Bilbao Basket y el milagro estuvo a punto de realizarse. Geks empató el partido (72-72) y Víctor tuvo un tiro que erró para ponerse por delante a 20 segundos del final. La tuvo aún más clara Bilbao en el siguiente ataque pero Matulionis erró una canasta que parecía segura. Con las tablas se fue a la prórroga y en ella tuvo sus opciones un Oviedo que se fue rabioso por la derrota pero orgulloso por la imagen ofrecida.