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Campeón del mundo a los 46

Daniel Vaquero superó "la jubilación" y una pubalgia para ganar el Mundial de veteranos

Daniel Vaquero, con los títulos de campeón del mundo de pádel en categoría de veteranos por parejas y por selecciones. LNE

En el segundo que tardó en levantar el trofeo que le acreditaba como campeón del mundo de pádel de veteranos y campeón del mundo por selecciones, Daniel Vaquero habría de acordarse el pasado domingo de todos los sacrificios que hizo durante el año para llegar a ese momento. Se acordó de la pubalgia que le dejó casi sin caminar un año; de su madre, Mari Cruz Guitarte, ocho veces campeona de Asturias de tenis y fallecida en noviembre; de los nervios de su padre, el mítico defensa gijonés del Sevilla Marcelo Campanal, antes del torneo; de su socio Jorge Montero y de todas las veces que le cubrió en el trabajo para que él pudiera paladear ese momento. A sus 46 años, Daniel Vaquero debió de pensar todo eso y más en medio de la euforia del pódium de Estepona.

"Para mí ha sido una semana de ensueño, escuchar el himno de tu país y poder vender la marca España son cosas que a uno le llenan", explica el único asturiano en el equipo patrio de pádel de veteranos.

Detrás de esos títulos hay una historia de superación que da para una película. Sobre todo, porque a efectos prácticos, Dani Vaquero se retiró del pádel a los 39 años.

"Estaba más dedicado a mi trabajo, a resolver mi vida y a sacar adelante la idea de negocio que tengo", explica sobre la empresa de pádel que gestiona en Madrid. El giro de guión llegó cuando recibió la noticia de que se iba a celebrar el primer Mundial de veteranos. El camino de vuelta para el avilesino no fue fácil.

Dani Vaquero tuvo que superar dos reveses. En noviembre, su madre, Mari Cruz Guitarte, considerada en Avilés la mujer deportista por excelencia, falleció tras luchar contra una enfermedad degenerativa.

"Ganó ocho campeonatos de Asturias. Nunca nadie ganó tanto", puntualiza Vaquero. Antes, en agosto, lo que le parecieron al principio unas simples molestias, terminó por ser una dolorosa pubalgia. "Apenas podía caminar, no digamos ya ponerme a jugar", rememora. Pero Vaquero ya se había fijado un objetivo. Y lo cumplió.

"Me dijeron que, si ganaba el Campeonato de España, que era a finales de junio, tres meses antes del campeonato del Mundo, tenía posibilidades de ir al Mundial. Me motivé y me marqué un calendario", comenta el asturiano. Aunque ahora echando la vista atrás se dice pronto, pero Vaquero se enfrentó a un calvario de varios meses de consultas médicas, rehabilitación tres días por semana y hasta barajó la idea de pasar por el quirófano. Todo, claro, perdieron dinero. "Al final di con el tratamiento. Busqué la alternativa y la encontré", resume.

Dani Vaquero llegó de todas formas con lo puesto al Campeonato de España. Se celebró en junio, durante los días 27, 28 y 29 en Estepona, en la provincia de Málaga. Dice el avilesino que no tenía muchos dolores de aquella, pero quizás en esa sensación tuvo mucho que ver el cóctel de antinflamatorios que se metía entre pecho y espalda antes de cada partido.

Voltarén forte más paracetamol de un gramo era la bomba con la que jugueteaba Vaquero, que siempre se negó a infiltrarse. "Lo único que quería era ir a la selección. Tuve que arriesgar", resume. La apuesta le salió bien y obtuvo su merecido premio. Dani Vaquero fue campeón de España y fue convocado para su ansiado Mundial.

"Julio y agosto me los tomé de reposo absoluto y jugué algún torneo la semana antes en Madrid para prepararme. Fue una cosa de locos, porque lo ganaba todo. Pensaba en mi madre y me motivaba tremendamente", cuenta orgulloso Vaquero.

La racha le duró en tierras andaluzas. En el campeonato por parejas, junto a su compañero, el extenista Fermín Novillo, arrasó desde los treintaidosavos de final a Reino Unido, México, Portugal y a dos parejas españolas en la semifinal y en la final. Mientras en el de selecciones, se la jugó contra Argentina. "Eran todos profesionales, tipos de metro noventa que llegaban a todo, era muy bárbaro", recuerda Vaquero, todavía emocionado por el título que logró junto a su compañero.

Todo un récordman. El campeón del Mundo de pádel para veteranos no solo es un as de la raqueta. Con los genes que tiene, algo bien también se le da el fútbol. Su padre, Marcelo Camapanal, jugó 16 temporadas en el Sevilla en la década de los 60 y algo le debió de transmitir.

"Llegué a entrenar con el Oviedo en Segunda B y jugué en Tercera con el Praviano y el Navarro", indica. Unos méritos que ensombrecen cuando recuerda que también es Campeón de España de fútbol playa y subcampeón del mundo de este mismo deporte.

Fuera del deporte de la pelota, Vaquero también ha hecho sus pinitos. En el tenis, logró tres campeonatos de Asturias absolutos y su saque se quedó a un tris de batir un récord del mundo. Ponía la bola a 227 kilómetros por hora, dos menos que Mark Philipousis, que logró sacar a 229 kilómetros por hora. También fue subcampeón de Asturias de salto de longitud. De casta le viene a un galgo llamado Dani Vaquero, que a sus 46 años, es campeón del Mundo y, al que menos las chapas, se le dan de perlas los deportes.

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