Gijón, Dani BLANCO

Con 15 años hizo las maletas para abandonar su ciudad natal de Yaounde (Camerún) y buscar su oportunidad. Puso rumbo a Marietta, una pequeña localidad en Georgia (Estados Unidos) cercana a Atlanta. Su meta no era el baloncesto ya que a Nelson Yengue le apasionaba el fútbol, en el que por entonces destacaban figuras como Samuel Eto´o. Pero su principal objetivo "era estudiar". Y alcanzó su meta, aunque para ello tuvo que pasar por "los años más difíciles de mi vida", explica el actual jugador del Teslacard Círculo Gijón.

El camerunés, tras destacar en la high-school como jugador ya de baloncesto, siendo MVP y elegido mejor jugador defensivo de la Liga, se trasladó con 19 años a Halifax (Canadá) para iniciar los estudios universitarios, pero en su tercer año cursando la carrera de ingeniería mecánica, Nelson Yengue fue a renovar su pasaporte, recibiendo como inesperada sorpresa que su identidad había sido usurpada.

Su vida se frenó en seco. "No podía hacer nada, perdí mi estatus en Canadá, no podía ni trabajar, ni estudiar, ni siquiera jugar al baloncesto salvo en competiciones menores, no podía viajar, ni salir del país, era una persona ilegal", explica sobre lo ocurrido. Dos años de larga espera, sin encontrar una salida. Pensó y pidió que se le dejase regresar a su país ante la impotencia de no poder avanzar en ningún aspecto, pero se lo denegaron. "Llamaba a inmigración y no me arreglaban nada, me quedé en casa de mi hermano William, no tenía salida", asegura. Una experiencia que le hizo "madurar mentalmente mucho".

Tras una larga espera, todo quedó resuelto y Nelson Yengue prosiguió con los dos años que le restaban de carrera en la Universidad de Laurentian, al otro lado del país canadiense. Y allí, logró terminar con gran éxito lo que hacía más de diez años era su meta: tener una carrera universitaria. El parón no le permitió avanzar en su carrera deportiva, dos años de su vida habían sido perdidos en el anonimato. Pero es agua pasada y lo cuenta con la madurez ganada en un periodo difícil para él, pero que superó con una infinita paciencia que no desvió sus ganas de triunfar. Por ello, a sus 26 años, el camerunés comienza en Gijón su primera aventura profesional en el mundo del baloncesto, siempre con los pies en el suelo y con la fortaleza que le caracteriza en la cancha, pero "viviendo el día a día". No mira al futuro, no se marca metas más allá del mañana y asegura que "si se me abren las puertas de un trabajo para ser ingeniero mecánico la aceptaría y si puedo luchar para jugar y vivir del baloncesto, también lo aceptaré, iré por el camino que pueda".

Yengue, que maneja a la perfección el inglés, el francés, el bassa (dialecto camerunés que aprendió a través de su padre) y el bafia (dialecto de su madre), se encuentra ahora buscando profesor para comenzar a aprender castellano. "Estoy feliz de tener esta oportunidad en Gijón, sé que llego un poco tarde al baloncesto profesional por ese parón, pero quiero aportar mi granito de arena al equipo para hacer una buena temporada", explica. Nelson Yengue ve la luz tras un camino turbio que espera no volver a encontrarse. El camerunés destaca por ser un gran defensor y superar los bloqueos de sus adversarios con agilidad, pero no pudo hacer nada ante el bloqueo que le puso la vida.

Los abonos, a disposición

Por otra parte, el club gijonés presentó ayer los carnets de abonados, que están patrocinados por la parte posterior por Corinto. El Teslacard Círculo Gijón cuenta en la actualidad con 700 abonados, pero el técnico Nacho Galán espera que el número se incremente ya que "siempre esperamos más, nos hace soñar con alcanzar los 1000 abonados".