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Una pasión que traspasa fronteras

Verdés, que jugó en El Molinón, y Montoro, que lo hizo en el Tartiere, disfrutaron el derbi asturiano

Héctor Verdés celebra con los aficionados del Oviedo el empate en El Molinón. LNE

No son asturianos, ni referentes de las aficiones, pero los dos quedaron impresionados con el ambiente de los Sporting-Oviedo de la pasada temporada. Héctor Verdés (valenciano de 34 años) podrá presumir de haber sido protagonista del primer derbi asturiano después de catorce temporadas. Y Adri Montoro (catalán de 34), de que uno de sus dos partidos con el primer equipo del Sporting fuera en un Tartiere que parecía una caldera. Ambos siguen sus carreras en Segunda lejos de Asturias. Verdés, en el Rayo Majadahonda; y Montoro, en el Almería.

"Mucha envidia". Así, tan contundente como en el campo, se pronuncia Héctor Verdés cuando se le recuerda que el sábado hay derbi en el Tartiere. El de la pasada temporada lo vivió en el banquillo, pero nunca olvidará el de El Molinón: "Fue bonito de jugar por el ambiente. Se notó durante la semana, el día de partido, en el viaje en autobús. La vuelta a Oviedo fue la soñada"

"No se ganó, pero aquello fue más que un empate", recalca el defensa. "Era una forma de decir que el Oviedo estaba de vuelta, que no había la diferencia de categoría de los catorce años anteriores". Aunque vivió otros partidos de rivalidad, como el Cádiz-Xerez, o Elche-Hércules, reconoce que no tenían ni punto de comparación: "No habían estado desaparecidos del mapa durante tanto tiempo, como los Oviedo-Sporting".

Héctor Verdés admite que nunca podrá sentir lo mismo que los jugadores asturianos, pero advierte: "Al final te contagias del ambiente. Sobre todo porque sabes lo importante que es para la gente". Por eso vivió el gol del empate con una emoción especial: "Eso es historia del oviedismo. No sé si Toché tenía ensayada la celebración, pero fue un momento muy especial para todos". Aunque fuese desde el banquillo, también celebró por todo lo alto el 2-1 de la vuelta: "El Tartiere se llenó y la gente se fue a casa con una sonrisa".

Todo lo contrario que los aficionados sportinguistas, dolidos por la derrota y por la mala imagen del equipo. En el lateral derecho estuvo Adri Montoro, al que las lesiones de Lora y Jordi Calavera le dieron la oportunidad de vivir un momento único: "Me mentalicé durante la semana, pero no supe que iba a jugar hasta unas horas antes del partido, cuando el míster dio la alineación".

Montoro había visto desde la grada el derbi de la primera vuelta en El Molinón: "Había un ambiente brutal". Pese a que era casi un debutante, no estuvo especialmente nervioso: "Fue un partido muy bonito de jugar, con mucha intensidad. El campo estaba a rebosar, con un ambiente ensordecedor. Eso te motiva aún más porque también había muchos sportinguistas".

"El campo estaba muy embarrado", rememora Montoro, que sólo lamenta de aquella noche el resultado: "Fue una pena. Nos adelantamos, pero el Oviedo remontó". Tras ese partido, Adri Montoro volvió al filial, pero no tiene ni un reproche para Baraja: "Al contrario, estoy agradecido por la gran oportunidad que me dio. Los dos laterales se recuperaron y el míster decidió apostar por ellos". El sábado, en la distancia, apoyará al Sporting: "Espero que ganen y que tiren para arriba porque han hecho un buen equipo".

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