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Dos hombres y un destino

Dos hombres y un destino

Los duelos siempre han tenido su tirón. Hoy los ojos de los fieles de cada equipo se centrarán en Carmona y Berjón. El mallorquín, adaptado a El Molinón como si fuera su propia casa, dijo algo menor en una semana que todo lo amplifica. Hasta llenar la red de peces que están a lo que salta. Es el sino de los tiempos: tú habla de lo que sea, que ya diré yo lo que me dé la gana. Un "GH Vip" en plan futbolero y sin Miriam, la peruana más famosa después Vargas Llosa y el Cholo Sotil. Así que el derbi ya tiene un par de protagonistas en el césped. Unidos a dos en la banda: "Dos hombres y un destino", sin Paul Newman y Robert Redford. Aunque Baraja tiene esa mirada triste y vidriosa de hombre dispuesto a luchar hasta el último aliento, como Newman en "La leyenda del indomable". Anquela esta temporada tiene un papel más guerrero, sin llegar a desafiar, dejando caer que siempre sabe de qué va esto del fútbol. Y lo sabe, ¿quién lo duda? Aunque algunos espectadores ya no se creen su rol; piensan que puede haber otros intérpretes más seductores para ese banquillo azul.

En un fin de semana sin fútbol de Primera las miradas de la España mediática y futbolera se vuelven hacia una Segunda con tanta emoción en la cabeza como en la cola. El morbo sobre el destino de los entrenadores es un valor añadido. Colegas en paro estarán pendientes del Carlos Tartiere, incluso aportando sus comentarios técnicos en cadenas de radio y televisión. Lucas Alcaraz, sin ir más lejos, pasó del plató al Zaragoza. Un club también histórico -e histérico- por no conseguir que La Romareda recupere la gloria del pasado. En ese destino se suma a los dos equipos asturianos, penitentes en una Liga que no debería ser la suya. Los maños blanquillos tienen que soportar esta temporada la humillación de ver al Huesca, un vecino aragonés, en la máxima categoría. Imaginar al UP de Langreo, o al mismo Lealtad del admirado Pedro Menéndez, por encima de Oviedo y Gijón sería una humillación insoportable. No descartemos un futuro con sorpresas de ese calibre, incluso con un Avilés pos-Tejero en el cielo de la competición.

De la última jornada quedan un par de referencias antes del partidazo. A los azules en Riazor no les valió de nada comprender el manual de instrucciones para manejar al Dépor en casa. Para ganar sólo sirve utilizar el mando a distancia del portal del rival. El gol es siempre el fin del juego. Ante el Málaga el Sporting se encomendó, otra vez, al reparador habitual: Carmona. Un jugador que pone siempre un plus de esfuerzo y toque, cuando toca. Y al fondo Mariño, aunque los milagros ya no los produce con la misma intensidad. Los dos equipos lucen más talento en el centro que en las áreas. Ahí se desarman en las estrategias ante rivales más trabajados. El Sporting tiene portero titular y reservas hasta el 2030. El Oviedo lleva años de mudanzas en la portería. Ambos tienen goleadores de ficha valiosa y sin las dianas que se esperaban cuando llegaron a Asturias. Eso sí, el vestuario del Tartiere no es una Torre de Babel, como señalaba el mítico exjugador Juan Señor: "En El Molinón tienen difícil entenderse con tanto jugador extranjero, y en el fútbol actual los resultados se exigen hoy". Esta noche todo quedará en manos -y pies- del destino. ¿Y el futuro de Anquela y Baraja, también?

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