Calma chicha. Nervios disimulados. Cómo si se tratase de un partido más y esta noche no se jugase un derbi asturiano en el Tartiere (20.45 horas) que puede ser definitorio para el futuro de ambos equipos, que llegan en una situación deportiva crítica, con los dos entrenadores, Baraja y Anquela, bailando en el alambre.

El Oviedo despidió la semana de entrenamientos ayer por la mañana en El Requexón antes de disputar hoy la gran batalla del Tartiere. La plantilla saltó al césped número cuatro optimista, se notaba en cada gesto de los jugadores del Oviedo. Transmitían relajación, convicción de que en horas jugarían un derbi. Muchos de ellos (nueve) están experimentando por primera vez en su carrera todo lo que conlleva disputar un encuentro de estas características.

La mañana soleada y calurosa, unos 17 grados, provocó que muchos aficionados del Oviedo se acercaran a El Requexón para apoyar a los jugadores. Hubo más afluencia de hinchas que la habitual, pero se nota que la ansiedad por el derbi, al menos en el bando azul, ha disminuido muchos niveles respecto a la campaña pasada. Ayer acudieron alrededor de un centenar de aficionados, que presenciaron tranquilamente el entrenamiento, sin grandes cánticos y sin la locura que se generó la temporada pasada, con un gran pasillo que impresionó sobremanera a los jugadores. La novedad en lo deportivo fue la presencia del canterano Steven del filial, que completó una sesión en la que estuvieron 19 jugadores. Aarón, que se pierde el derbi por molestias, hizo carrera continua al margen. Anquela, entrenador metódico, no varía su rutina porque hoy se juegue un derbi, pero más de un aficionado azul respiró tranquilo cuando vio a Saúl Berjón con el resto. El entrenamiento fue el habitual de los de antes de un partido. Ejercicios de velocidad, pases en la distancia, finalización de jugadas y un partidillo final en dimensiones reducidas. Formaron nueve jugadores contra siete, ejerciendo Folch como comodín. Pistas para el once, pocas, como también suele ser habitual en Anquela. Algunos jugadores -Tejera, Bárcenas y Alanís, entre otros- se quedaron al final del entrenamiento ensayando faltas. El mexicano fue de los mejores. También hubo ensayo en los penaltis -Toché, Joselu y Alanís-.

Joaquín del Olmo, hombre fuerte de Carso en Oviedo, se dejó ver por El Requexón. Gesto sonriente, atendió peticiones de entradas a aficionados y se metió en el banquillo para seguir el entrenamiento. Berjón se marchó el primero y dialogó amistosamente con él, que se interesó por su estado. Luego, avalancha de fotos y autógrafos. Hoy se juega un derbi asturiano.