Fernando Alonso apenas ha dejado pasar el tiempo para empezar a probar cosas nuevas. Y es que sólo diecisiete horas después de disputar en el circuito de Abu Davi su última carrera de Fórmula uno, el piloto asturiano volvió a conducir en Bahrein, en este caso probando por primera vez un monoplaza de la Nascar, la competición automovílistica más seguida en Estados Unidos.

El doble campeón mundial con Renault cumplió ayer con uno de sus últimos compromisos con McLaren este año, intercambiando su monoplaza con el del siete veces campeón de la Nascar, Jimmie Johnson. Según los planes, Alonso tenía programado subirse al coche de Johnson de la Nascar, mientras que Johnson se estrenaría al mando de un monoplaza de F1 a bordo de un McLaren con motor Mercedes de 2013. Sin embargo, en una solicitud de última hora, el asturiano preguntó si podía hacer una breve tanda con el V8 y dio varias vueltas para preparar una base para Johnson, aunque el intercambio entre sus coches se realizará más tarde.

Fernando Alonso había dicho que la prueba de ayer en Bahrein con un coche de la Nascar era para divertirse, pero que no descartaba correr con él en el futuro. "Es pura diversión en este momento", dijo Alonso sobre sus opciones en Nascar. "Pero no puedo decir al 100% que no disfrutaré lo suficiente como para poder pensar en tener una oportunidad en algún entorno competitivo en el futuro. Ahora mismo es pura diversión". La actividad acabó con Fernando Alonso y Jimmie Johnson pilotando los dos monoplazas en la pista y realizando trompos a la salida de boxes, haciendo las delicias del público asistente.

Dos pilotos históricos del motor -el asturiano, bicampeón del mundo de Fórmula 1 y el estadounidense, heptacampeón de la Nascar- se juntaron, uniendo así dos mundos que quizás en un futuro no tan lejano se pueden llegar a intercambiar.