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Una semana de pasada

Los grandes anónimos del basket español

"Ha sido un camino dificilísimo y a la vez precioso". Son palabras del presidente de la Federación Española de Baloncesto, Jorge Garbajosa, minutos después de que la selección asegurase la clasificación para el Mundial de 2019, que se disputará en China. Un billete que abre, además, las puertas de los Juegos Olímpicos de Tokio, ese gran objetivo de la mayoría de los deportes porque sólo se pone a tiro cada cuatro años. El alivio los dirigentes federativos es comprensible porque los riesgos de que una potencia como España se quedase apeada eran más que evidentes. La sinrazón de la FIBA, con la apertura de unas "ventanas" para la fase de clasificación que vetaban la presencia de los jugadores que participan en la Euroliga, además de los de la NBA, obligó al seleccionador, Sergio Scariolo, a armar un equipo de circunstancias. Con buenos jugadores, pero lejos del nivel de los que han situado al baloncesto español en la cima del mundo, sólo detrás de los inalcanzables estadounidenses. Por eso hay que dar las gracias a Scariolo y a jugadores como Fran Vázquez, Quino Colom y Pablo Aguilar, tres veteranos que junto con un puñado de jóvenes con calidad y agallas han superado situaciones muy difíciles para lograr el objetivo. Y todo ello siendo conscientes de que la mayoría no encontrará hueco en las convocatorias para el torneo de China ni para el de Japón.

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