Estas líneas están escritas antes de la final de la Copa Intercontinental de hockey sobre patines entre el Telecable y el Concepción argentino, pero -como en el slogan de los hinchas más bullangueros- el resultado nos da igual. Y es así porque, para un equipo de barrio de Gijón -como empezó siendo el Club Patín Solimar- todo lo que ha vivido desde entonces (1995) es como un sueño. Pero también es una realidad, una grandiosa obra colectiva que ahora está representada por Fernando Sierra, un entrenador marcado por el éxito, y por jugadoras como Elena González Lolo, Julieta Fernández, Sara González Lolo, Marta González Piquero, Natasha Lee, María Sanjurjo, Sara Roces, Nuria Obeso y todas las que aportan, o han aportado durante todos estos años, su granito de arena en la cancha. Después de coronarse en España y en Europa, en la madrugada del domingo pasaron su reválida mundial con su vibrante clasificación para la final tras un partido en el que derrocharon tanta calidad como coraje para resistirse a la derrota. Y todo ello en medio de una precariedad económica que puso en duda la financiación para el viaje a Argentina. Por eso hay que valorar como se merece la gesta de este club que, a miles de kilómetros de distancia, ha demostrado que con muy poco se puede llegar muy lejos. Y que el hockey asturiano puede presumir de estar entre los mejores del mundo.