La decisión de la UEFA y de la Federación Española de Fútbol de incorporar a partir de los octavos de final el VAR en dos de sus competiciones -la Liga de Campeones y la Copa del Rey- es tan lógica como incomprensible la resistencia a implantarlo desde comienzos de esta temporada. Las experiencias con la tecnología, tanto en torneos de selecciones como en las grandes ligas, han sido tan positivas que se echa de menos su recurso ante cualquier jugada dudosa. Hasta los más reticentes a la novedad empiezan a admitir, después de media temporada en la Primera División española, que el fútbol es mejor con el VAR. Se han reducido drásticamente las simulaciones. Y las protestas airadas a los árbitros ante jugadas clave (penaltis, goles anulados, expulsiones) empiezan a transformarse en lamentaciones y, finalmente, resignación. Y todo ello sin que los parones sean, por lo general, insufribles Así que, aunque tarde, bienvenido el VAR a dos nuevas competiciones que, seguro, tendrán una resolución más justa.
