Gran despedida de año del Liberbank Oviedo ante su público. Un OCB que, sobre todo en la primera parte, fue ayer el equipo duro e inteligente que está dando la cara desde que comenzó una de las temporadas más competitivas de la LEB Oro. Un Oviedo que no se pareció en nada al que perdió (98-76) en La Coruña y que suma su cuarta victoria seguida en casa y que ayer recuperó en Pumarín las señas de identidad que le tienen sexto, empatado con el quinto, en la LEB Oro.

En el primer cuarto se vio a ese Liberbank Oviedo que ha ido sobreponiéndose a las dificultades durante la temporada, que pone intensidad en defensa, que busca los puntos débiles del rival para que les cueste anotar (10 puntos en los diez primeros minutos para el Valladolid) y que aprovecha las posibilidades que les ofrece el enorme talento ofensivo que le dan jugadores como Arteaga por dentro y Ahonen por fuera. Lo de la intensidad corrió a cuenta de Joey van Zegeren, que salió después de que Oliver Arteaga cometiera la segunda falta personal, mediado el primer parcial, e hizo dos tapones, un mate y provocó una falta personal al buscar un rebote ofensivo.

El plan siguió inalterable en el segundo cuarto, alternando la defensa en zona con la individual, y desatándose en anotación. Un cuarto en el que coincidieron durante bastantes minutos Arteaga y Van Zegeren en pista tras ver Jakstas la tercera falta personal. La pareja de pívots jugando junta dejó detalles muy interesantes, como un alley-oop servido por el español al holandés que levantó al público que ayer abarrotaba Pumarín (34-22 a 3.30 del descanso). Poco a poco, entre el buen hacer en ataque de los hombres grandes y el talento de un Ahonen en estado de gracia, el Liberbank Oviedo fue agrandando su ventaja ante un Valladolid que trataba de agarrarse al acierto de Sergio de la Fuente para continuar enganchado al encuentro. Al descanso la ventaja era ya de diecisiete puntos (43-26) para los de Pumarín.

A la salida de vestuarios sorprendió la actividad que demostró Ignacio Rosa. El gaditano, que a punto estuvo de perderse el encuentro por unos problemas de rodilla, comenzó anotando desde la línea de tiro libre (45-26), luego entró a canasta con acierto (47-28), metió un triple (50-31), robó un balón y se fue a canasta (52-35), y después de un tiempo muerto de Javi Rodríguez, cuando el equipo peor lo estaba pasando, encestó otro triple (57-42) para dar tranquilidad al cuadro ovetense a 2.54 del final del tercer parcial. Aún así, el Carramimbre Valladolid demostró la garra que le tiene con siete victorias en la LEB Oro. Un equipo luchador, peleón y que nunca da la batalla por perdida. Los pucelanos se fueron al último cuarto con una desventaja de doce (61-49), dispuestos a entregarlo todo por dar la campanada en Pumarín.

Y, efectivamente, mucha tela tuvo que cortar aún el Liberbank Oviedo en el último parcial para hacerse con la victoria. Los pucelanos lograron mantener las distancias y aprovechar su momento hasta que una técnica por protestar de Javi Rodríguez les colocó a ocho puntos (69-61) a 5 minutos y 8 segundos del final. Un momento de dudas del que supieron salir los locales con oficio e inteligencia. Un triple de Josep Puerto (73-62), una buena defensa y un gancho de Oliver Arteaga (75-62) a 3.30 del final prácticamente sentenciaron el duelo. Una buena manera de despedir el año en un Pumarín entregado.